Entrevista | Álex Clavero Humorista, ofrece una doble función de su espectáculo "La nueva normalidad" en Gijón y Avilés

"Hay cosas que solo se arreglan con humor, y las que no, ayuda a pasarlas"

"No quiero que se olvide el ridículo de cosas que hicimos en la pandemia: hubo gente lavando la caja del detergente"

Álex Clavero, en el teatro de la Laboral.

Álex Clavero, en el teatro de la Laboral. / LNE

Pablo Antuña

Pablo Antuña

El cómico Álex Clavero llegará el viernes 5 de abril a Avilés, y el sábado 6 al teatro de la Laboral con una doble función (18.00 y 20.30 horas) de su espectáculo "La nueva normalidad". Un proyecto donde ofrece un punto de vista gracioso, crítico y absurdo de todo lo que ha sucedido desde marzo de 2020.

–Suena ya un poco lejano aquello de la "nueva normalidad". ¿Por qué viene bien recordarlo?

–Pues tenía el miedo, y lo digo en el show, de que cuando se alejase la pandemia se perdiera la fuerza del espectáculo, y pensaba que la gente le iba a molestar y le parecería aburrido. Pero ha sido al revés. Mi intención era hacer este espectáculo tras la pandemia y que quedase ahí, pero cuando más se aleja en el tiempo más fuerza tiene todo el mensaje. El show no habla de cosas desagradables, aunque no se pueda olvidar lo que pasó, pero está enfocado a la comedia. Otra cosa que pensé es que todo el mundo hablaría de esto, pero no, así que me han dejado todo el campo libre.

–¿Ni el mejor guionista o cómico se hubiera imaginado todo lo que ha pasado?

–Para nada. Es que a la gente se le ha olvidado que había perros disfrazados en chandal y gente porlas calles en la franja horaria que no le tocaba salir. No se puede olvidar el ridículo de muchas cosas, como estar en los balcones aplaudiendo. Hay cosas que incluso siendo bonitas tienen muchísimo humor. Como decirle a un español que comprase una mascarilla y la tirase a las cuatro horas.

–¿Con qué situación absurda o cómica se queda?

–Hubo gente lavando la compra, por ejemplo, la caja del detergente. Es algo incongruente. Al final es todo provocado por el miedo, que te genera nervios. No sé con qué situación me quedaría... nos pusimos mascarillas, salimos a la calle por franjas horarias, cantamos el "Dúo dinámico" a todo lo que daba o vimos jugar a señores al bingo en los balcones.

–Como sucede siempre en los momentos críticos, se acaba acudiendo al humor como terapia.

–Hay muchas cosas que solo se solucionan con humor. Y en las que no se solucionan, el humor ayuda mucho a pasarlas ¿Qué íbamos a hacer en ese momento? Pues reírnos. Con la risa todo se pasa mucho mejor. Y si veo a un señor enfrente de mi casa jugando al "Veo veo", pues me tengo que reír y también contarlo en mi show, porque no quiero que se olvide.

–¿Se valora y se reconoce en España a los humoristas?

–Sí. Me siento reconocido, como que hacemos una buena labor. Y eso en esa época difícil lo noté mucho. Hablamos de humor en una época en la que no teníamos claro lo que era realidad y lo que era humor. No podía ir a ver a mi madre de Valladolid a Madrid porque no podía pasar de comunidad autónoma, pero un francés podía venir a España a ver museos.

–¿Cómo descubrió que le gustaba este mundo de la comedia?

–Estudiaba Trabajo Social y Sociología, pero esto me atropelló. Llegó a mi vida y compaginaba mis estudios con las actuaciones. Hago el chiste de que lo hacía por dinero, para mantenerme, pero en realidad era para seguir estudiando. Luego me picó el bichillo, porque la sensación de hacer reír a gente desconocida te da una satisfacción que se te queda para siempre.

–Al final, sus estudios y su papel en el escenario comparten un poco esa situación de recoger las inquietudes de la sociedad.

–Esto de ser humorista es como la Sociología, pero cobrando, que en lo segundo la cosa estaba un poco mal. Pero es muy interesante, todo está bastante relacionado. Me interesan mucho los comportamientos de las personas y lo que hago en mis monólogos es un poco hablar de eso. Me río un poco de todas las situaciones absurdas.

–¿Qué le gusta más al público actualmente en un espectáculo?

–Es cuestión de modas. Como lo de salir a correr. La propia sociedad te da los temas y hay que estar con los ojos abiertos, comentarlo y engordar esa realidad. Ahora está muy de moda lo de improvisar con el público, parece que a la gente le gusta ir a los teatros y sentirse partícipe. Pero también está su contra: alguno dirá, pues oye, si pago la entrada actúa tú.

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