Gabo le saca la lengua al cáncer en Gijón

La lectura conjunta de "Cien años de soledad" contra la enfermedad reúne a más de 80 personas: "Es emocionante"

Desde la derecha, Gilberto Villoria, Oliver Suárez y Sara Álvarez Rouco, entre el público asistente a las primeras lecturas.

Desde la derecha, Gilberto Villoria, Oliver Suárez y Sara Álvarez Rouco, entre el público asistente a las primeras lecturas. / Marcos León

N. M. R.

"Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo". Estas palabras, las mejor escogidas nunca para iniciar una novela, le tocó leerlas ayer al concejal de Infraestructuras Urbanas y Rurales, el forista Gilberto Villoria, en el salón de actos del Antiguo Instituto. Fue en ese lugar por donde ayer fueron desfilando concejales, policías, periodistas, la Alcaldesa, y personalidades destacadas de Gijón para leer la obra cumbre de Gabriel García Márquez, "Cien años de soledad", en lo que fue una lectura colectiva de la obra del premio Nobel a favor de la Asociación Española contra el Cáncer en Asturias. La idea buscaba poner en valor el poder la letra escrita para las personas que padecen esta enfermedad.

Y se consiguió. Por el Antiguo Instituto fueron asomándose poco a poco personajes tan inolvidables como José Arcadio Buendía, Úrsula Iguarán, el gitano Melquíades, los 17 Aurelianos, Pilar Ternera o el tímido pianista Pietro Crespi. Y Macondo, la aldea en la que se desarrolla la historia, y buen parte del universo de realismo mágico del colombiano, fue avanzando con el paso de las lecturas de aquella aldea de 20 casas de cañabrava y barro en un mundo donde las cosas eran tan recientes que había que señalarlas con el dedo, a un pueblo pujante, con ferrocarril, empresas bananeras y donde, de vez en cuando, cae el diluvio universal.

Mariano Sánchez fue uno de los invitados al acto, presidido por Yolanda Calero, presidenta de la Asociación Española contra el Cáncer en Asturias. Estuvo también Miguel Ángel Calero, presidente de la junta local de esta misma entidad en Gijón. Mariano Sánchez acudió, por su parte, en representación de su madre, una mujer llamada María Josefa Uría, pero a la que todo el mundo conoce como Pepita. Ella es paciente de cáncer o, como su hijo comentó ayer en el Antiguo Instituto, espera ser "expaciente" de esta dolencia muy pronto. "Por las horas a las que me tocaba –las diez de la mañana un poco pasadas– ella no podía venir, así que vengo yo en representación tuya", explicó. "A ella le gusta leer, y a mí también, hago cosas de poesía y es un día emocionante para todos", agregó.

El periodista de LA NUEVA ESPAÑA Pablo Palomo, durante su lectura, ayer, en el Antiguo Instituto. | Marcos León

El periodista de LA NUEVA ESPAÑA Pablo Palomo, durante su lectura, ayer, en el Antiguo Instituto. / Marcos León

A la cita acudieron concejales de todo el Pleno. Tras Gilberto Villoria leyó la vicealcaldesa, la popular Ángela Pumariega. Por parte de Foro, acudió también el portavoz del gobierno local, Jesús Martínez Salvador. La alcaldesa, Carmen Moriyón, acudió al Antiguo Instituto para leer un trozo de la novela tras haber participado en un congreso sobre la violencia de género que se celebraba en el recinto ferial "Luis Adaro". De ediles, leyeron el portavoz socialista, Luis Manuel Flórez "Floro", la concejala de Izquierda Unida Noelia Ordieres, la portavoz de Podemos Gijón, Olaya Suárez, así como la portavoz de Vox, Sara Álvarez Rouco. También estuvo el concejal no adscrito, Oliver Suárez.

Pero fueron muchos más los que estuvieron en el Antiguo Instituto. Representando a la Policía Nacional acudió el Comisario Jefe de la Brigada de Seguridad Ciudadana, Jesús Marcos Riaño. También, el vicepresidente de la Cámara de Comercio, Pedro López Ferrer; la presidenta del Club Rotario de Gijón María Menéndez; el presidente de la Junta Mayor de Hermandades y Cofradías de Gijón, Ignacio Alvargonzález o el presidente del Real Club Astur de Regatas, José María Landa. Por parte de LA NUEVA ESPAÑA leyó el periodista Pablo Palomo. Además, hubo varios voluntarios de la entidad organizadora, así como profesionales sanitarios. Fue el caso de Teresa Sampedro, oncóloga en el Hospital de Cabueñes. "Me pareció muy bonito colaborar. Además, es una de las mejores novelas de la historia", puntualizó.

A lo largo del día fueron pasando todos los lectores. El acto acabó pasadas las seis y medias de la tarde. Con la participación de todos los que acudieron al Antiguo Instituto se pudo convocar el espíritu de Gabo, fallecido un abril de hace diez años, también de cáncer, en su caso linfático, para sacarles entre todos, como en la famosa foto del escritor, la lengua a esta enfermedad.

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