Así es el Museo de la Ciencia del colegio de los jesuitas de Gijón: "Es un proyecto ilusionante"

La Inmaculada inaugura la muestra científica con más de 300 piezas de los siglos XIX y XX

El colegio de La Inmaculada inaugura su Museo de Ciencias: "Es un proyecto ilusionante"

VIDEO: Sergio García / FOTO: Ángel González

Un Museo de Ciencias en la primera planta del colegio de la Inmaculada. Esa idea cristalizó este lunes con la inauguración de un proyecto "ilusionante", en palabras de la directora del centro, Arancha Vega. Más de 300 piezas conforman una colección que representa "un paso significativo en el compromiso de la conservación y difusión del conocimiento de las ciencias", agregó Vega. Está desde el microtomo de Ramón y Cajal hasta tubos de Geisler, pasando por bombas hidráulicas o una cámara "Contessa Nettel", como la que mostraba el alumno Pelayo Bueno ante los asistentes al acto, entre los que se encontraba la Alcaldesa, Carmen Moriyón.

Arancha Vega ensalzó el trabajo de "documentación y clasificación" para confeccionar la exposición, en su mayoría con instrumentos de finales del siglo XIX e inicios del XX. "Esta recopilación tan valioso servirá de inspiración y aprendizaje para las nuevas generaciones", subrayó la directora de La Inmaculada. Javier Valdés, profesor de Química y Matemáticas, puso a todos en contexto con una presentación en la que desglosó la historia del colegio en su vertiente científica, con el laboratorio como epicentro. "Hubo quien desde 1892 (año de inauguración del gabinete de Física e Historia Natural) se preocupó de cuidar y conservar las cosas", señaló Valdés, que admitió que los catálogos fueron fundamentales para conocer los instrumentos y elaborar la muestra. "Tienen la virtud de que son muy visuales", remarcó el docente. Hay piezas de electricidad, electroestática, fluidos, óptica y una miscelánea con hueco para telecomunicaciones o cinematografía. "Se perdieron cosas, pero lo extraordinario es todo lo que se conservó", ensalzó Javier Valdés, que agradeció al Padre Patac su mimo para mantener la parte de óptica y fotografía.

Valdés apuntó que el uso del laboratorio descendió en la década de los ochenta por la menor presencia de jesuitas en los colegios y los cambios en las leyes educativas. En el curso 2004-2005, alumnos del grupo de diversificación curricular de tercero de ESO realizaron la primera limpieza y selección de todo el material que se encontraba en los antiguos laboratorios del colegio. Rosa Teijeiro, profesora de Biología, se echó al hombro el proyecto para coordinar la puesta en marcha del flamante museo. "Estamos en tiempos de grandes avances tecnológicos sin darnos cuenta de que los orígenes vienen de los trabajos de científicos", reivindicó Teijeiro, que abogó por darle "difusión" a este "legado" que posee el colegio de la Inmaculada desde hace más de un siglo.

Un grupo de estudiantes de cuarto de ESO explicaron las distintas partes del museo a la comitiva. En ella estaban, entre otros, José Manuel Uría, decano del Colegio Oficial de Físicos, y José Carlos Rubio, decano del Colegio Oficial de Químicos de Asturias y León. El alumno Tristán Terán enseñaba con entusiasmo un tubo centelleante. "Es mi objeto favorito", admitía. Carmen Moriyón, antigua alumna de la Inmaculada, tildó como "una maravilla" el proyecto y encomió su "espíritu jovellanista". "Qué orgulloso estaría Jovellanos", resaltó la regidora, que deseó que este museo es una oportunidad para "abrir la puerta a investigadores" que deseen conocer la historia científica de la ciudad a través del centro de los jesuitas. El encuentro también sirvió para reconocer a Carlos Valdés, que fue profesor y jefe de estudios del colegio. Recibió una insignia de oro de manos de Arancha Vega en una jornada que puso en valor la conexión de la Inmaculada con su pasado científico.

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