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Juan Manuel Moreno Cubino

Las travesuras de Geri y Rubi

La polémica por las escuchas entre el presidente de la Federación Española de Fútbol y el futbolista del Barcelona

Las travesuras de Zipi y Zape nos engancharon de niños porque en ellas veíamos reflejadas las propias de niños avispados, pillos divertidos, pícaros sin maldad, traviesos que transmitían empatía y solían alegrar los días a los mayores.

Días atrás, en esta España tan ilustrada en pícaros que se comen las uvas de quien no puede ver, que viven de rentas y desprecian el trabajo, han surgido varias parejas que podían ocupar este espacio. Sin embargo, se lo reservo a las travesuras pícaras de Geri y Rubi dos maduros, mediáticos y muy malos actores, compinchados, en el cobro de varios millones de euros en comisiones derivadas de contratos futbolísticos, muy suigéneris, para la disputa de la Copa de España en Arabia Saudí. En esta trama, corrupta ya de por sí, resulta más mezquina cuando se intenta blanquear el régimen arbitrario y absolutista de Arabia Saudí de tolerante hacia los derechos humanos para justificar tan suculenta mordida comisionista. A diferencia de Zipi y Zape, éstos, Geri y Rubi son pícaros formados en el negocio del pillaje.

La corrupción pícara de los comisionistas no desaparece por mucho que cerremos los ojos y no le prestemos atención, por desgracia todavía nos tocará oír desvergonzados susurros. A los que manejan las leyes del fútbol poco les importa lo que piense la sociedad herida, la ultrajada con esas prácticas fraudulentas, desleales y corruptas. Saben que cuentan con esa otra parte de la sociedad que los ha elevado a dioses, a símbolos admirables, aunque recurran a todo tipo de prácticas miserables. A estos creyentes del endiosamiento, les diría que hay que tener cuidado al elegir a los enemigos porque uno termina pareciéndose a ellos.

El contrato de la Copa de España a disputar en Arabia Saudí les ha dado licencia para el saqueo económico sin remordimientos. Justifican su reprobable acción en cuanto que mejora ciertos derechos de las mujeres del país, tales, como ir a los estadios y disponer de aseos femeninos. Con su mediación hipócrita Geri y Rubi se creen que las han salvado del peligro evidente de la represión. Geri y Rubi, en clave interesada, son partícipes de que la discriminación feminista de Arabia Saudí hacia la mujer solo por el hecho de serlo siga siendo cruel. Tal argumento solo busca la razón de la mentira oculta tras los balones del horror y atrocidades para limpiar la imagen del citado gobierno fuera de sus fronteras.

A Geri y a Rubi no se les escapa que a pesar de sus fructíferos y sucios negocios Arabia Saudí seguirá siendo un país represor hacia toda condición de derechos humanos. Pero eso, al binomio futbolero le da lo mismo pues siempre encontraran abnegados defensores y otros poderes que los disculpen a través de sus programas de propaganda barata y obscena.

Los pilares de la sociedad democrática no se sostienen sobre terreno movedizo agitados por individuos sin escrúpulos que solo buscan enriquecimiento personal con oscuras transacciones millonarias procedentes de una dictadura monárquica que además de la vejación a las mujeres mantiene a la oposición encarcelada o en arresto domiciliario, tortura, asesina a periodistas, trafica con armas y financia a ejércitos de mercenarios en conflicto. En definitiva, procesa todo tipo de barbarie canallesca.

Para no sentirnos estúpidamente pícaros como Geri y Rubí, en mi opinión, el periodismo independiente, los periodistas serios, los buenos comunicadores, en un ejercicio de honestidad deberían hacer todo lo posible por denunciar este tipo de prácticas tan tóxicas para la sociedad.

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