Hay en la localidad de Guyame (parroquia de San Cucao) una pequeña edificación que antaño fue una iglesia y hoy está tan reconstruida con ladrillo que apenas queda de la original la zona del campanario y los muros de piedra de la parte inferior. La construcción no llamaría la atención más que por el hecho de que se sitúa en una finca al pie de la carretera que atraviesa el pueblo y salta a la vista de quien pasa o porque es conocida como la Capilla del Diablo. ¿Y por qué habría de relacionarse con el demonio lo que fue un templo? Pues no hay ningún misterio sino una explicación argumentada que justifica las razones por las que ha llegado a nuestros días con ese nombre, aunque no todo el mundo de la zona, donde hay muchos nuevos vecinos, la conozca.

La capilla fue en su día parte de la casona del siglo XVIII que se sitúa un poco más arriba de la iglesia, una construcción muy remozada, con un típico corredor de madera asturiano, inmueble que originalmente fue propiedad de la familia Martínez Bango. El pequeño templo que antiguamente fue de esa casa tenía en su interior una imagen de San Bartolomé, santo que sufrió el martirio de que le arrancaran la piel a tiras y que solía representarse con la figura de un diablo a sus pies.

La imagen se quemó durante la Guerra Civil. Pero quedó el nombre de la Capilla del Diablo, que así se había empezado a llamar popularmente, se cree, a causa de la figura demoniaca que acompañaba a la representación. Por conocer el origen de tal denominación son muchos los que se siguen interesando hoy en día. La respuesta para satisfacer esa curiosidad la conoce el llanerense Ramón Rodríguez, del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA) que vincula, efectivamente, el nombre con el que ha llegado a nuestros días la iglesia con aquella figura de un diablo que aparecía a los pies del santo y que antiguamente estuvo en el interior del templo.