El Ferrador, Casa Rosa o los pasteles de Olvido y Graciano, la Posada de Llanera de los setenta a través de la memoria de Chema Martínez

El escritor e historiador rememoró en la Casa de Cultura vivencias y anécdotas sobre el acontecer y la evolución de la capital del concejo

Chema Martínez, antes de iniciarse el acto.

Chema Martínez, antes de iniciarse el acto. / Lucía Rodríguez

L.R.

A través de una serie de reportajes fotográficos hechos por María Verdera y basándose en las crónicas realizadas como corresponsal de distintos medios de comunicación regionales durante los años setenta del siglo XX, el escritor e historiador Chema Martínez ofreció una charla en la Casa Municipal de Cultura de Posada de Llanera cuyo objetivo era "tratar de rememorar cómo era la localidad entre 1970 y 1973 y su evolución durante esa primera década".

Bajo el título "Posada en los 70", el escritor contó algunas anécdotas personales. "Yo de guaje venía a Posada con mi madre, a La Plaza, a Casa el Ferrador, a Casa el Guarnicioneru, y a Casa Rosa. Algunas veces a los pasteles de Olvido y Graciano". Recuerda como "casi siempre había tiempo para una visita a Casa Eugenio, donde mi madre con sus padres y algunos hermanos, los que no estaban en el frente, pasó la guerra bajo el hórreo de la casa". Y como ella, hubo en Posada más refugiados; es decir, "Posada, un poco alejada del frente, fue refugio".

Martínez abordó el desarrollo urbanístico, el "boom" constructivo de viviendas. Añadió además datos sobre "el nuevo edificio del Ayuntamiento, de la nueva iglesia, del parque, la nueva casa de la hermandad de labradores, el polideportivo, la biblioteca o la plaza de abastos". El ámbito de la Sanidad tampoco fue olvidado, con "una semblanza de los médicos titulares y los farmacéuticos, así como del primer Centro de Salud", detalla.

La Organización Juvenil Española (OJE), con su intensa actividad desarrollada promoviendo el deporte y la cultura para los jóvenes, así como su importancia en la dinamización cultural de aquellos años", fue otra de las partes de su discurso, así como las reseñas de algunos personajes populares, que "destacaron por sus vivencias y actividades".

"Los bares y bares-tienda de aquellos tiempos merecen una amplia atención por lo que suponen de socialización del vecindario de la época, espacios de convivencia y escenarios plagados de anécdotas", concluyó Martínez.