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Los primeros coches que surcaron Oviedo

El vehículo a motor más antiguo del que hay noticia fue del marqués de Vista Alegre, construido en París en 1890 y con una velocidad máxima de 20 km/h cuesta abajo

Un vehículo Ford T.

La primera noticia relativa a un coche sin caballos en Oviedo aparece en el "Correo de Asturias" el 5 de octubre de 1890. En ella se anunciaba que "en pocos días llegará a esta capital un precioso carruaje de lujo con destino al rico aristócrata marqués de Vista Alegre". El vehículo, construido en París y premiado en la última Exposición Universal, se componía de tres ruedas, dos traseras y una delantera, con un depósito en el centro para contener el petróleo, agente que mueve e impulsa el coche, quedando con este sistema suprimidos los caballos. La velocidad máxima era de 20 kilómetros por hora en las bajadas, 15 en terreno llano y 10 en las subidas. El precio de fábrica ascendía a 4.000 pesetas.

Pasarían seis años antes de que los ovetenses mostrasen su sorpresa por ver circular un vehículo a motor por sus calle. El mismo periódico da cuenta de que el 19 de mayo de 1896 por la carretera del Campo San Francisco "circuló varias veces en la tarde del domingo el coche de vapor adquirido por el conocido electricista gijonés Victoriano Alvargonzález. En el mismo día hizo el viaje dicho vehículo desde Gijón a Oviedo y de aquí Trubia, subiendo con facilidad las pendientes y caminando con bastante velocidad". No dejó de llamar la atención del público ver correr un coche sin caballos, en el que iban cinco personas, y especialmente de la gente de aldea, que consideraba el hecho como una verdadera maravilla. Jesús Evaristo Casariego, por otra parte, refiere en el mismo año 1896 la llegada a Oviedo de un coche transportado en tren, traído por Francisco G. Miranda, de Luarca, recorriendo las calles ovetenses rodeado de gran expectación y exhibido y bendecido posteriormente por el obispo Martínez Vigil.

Dos años más tarde, en agosto de 1898, se ponían los cimientos para organizar una asociación con carácter regional de propietarios de vehículos, "casi la única provincia donde existe este género de locomoción". Esta reunión tuvo más de deportiva que de profesional. El 11 de marzo de 1900 se fundaba la Compañía Asturiana de Automóviles, en Cudillero, integrando a los propietarios de Muros y Soto del Barco y otros representantes de la provincia.

El 30 de marzo de 1900 se daban los primeros pasos para la puesta en marcha de la primera línea de pasajeros, con el nuevo sistema de motor alimentado por petróleo, entre Oviedo, Colloto, Noreña y Pola de Siero. Unos días más tarde, el 6 de abril, se ensayaba el servicio entre Oviedo y Castropol. Había que comprobar, previamente, la resistencia de la subida a Santamarina de Piedramuelle, a seis kilómetros de la capital, prueba que fue superada con éxito. En pleno periodo de pruebas de vehículos e itinerarios, el 23 de abril del mismo año, los señores Maurinos, Horga y Luarca realizan una prueba de más alcance, hasta Cangas de Tineo: "si no hubiese obstáculos, de Salas saldrán para Tineo y continuarán viaje a Cangas, terminando en Castropol".

Las pruebas de resistencia y velocidad en las pendientes por La Cabruñana y La Espina fueron felizmente superadas, aunque en el trayecto se toparon con varios inconvenientes como otros coches, carros y recuas de ganado, sin que éstas se espantasen.

Aún se proyectaban otras pruebas sometidas a terrenos embarrados para dar el visto bueno al comienzo de las líneas de viajeros. Así, el 14 de mayo, los responsables del viaje antes citado repetían ruta con dirección a Trubia: "Y si en este punto encontraba carbón, llegará a Tineo, haciendo un viaje de prueba y resistencia y en atención a que, con motivo de las lluvias de estos días, en las carreteras rápidas pudiera apreciarse la ventaja de dichos coches". La única incidencia reseñable fue que, al regreso, cuando subían desde Trubia a Oviedo, los viajeros mostraron prisas en llegar "y no dejaron al maquinista tomar el agua necesaria; hubo de pararse por falta de dicho líquido, cuando ya estaban a las puertas de Oviedo". En el automóvil viajaba el ingeniero jefe de Caminos Álvarez-Cascos, antepasado del político Francisco Álvarez-Cascos.

En cuanto a las líneas de viajeros desde Oviedo a la provincia, el 29 de octubre de 1907 se inaugura la correspondiente a Pola de Siero, con un servicio diario en ambos sentidos. Desde el 1 de julio de 1914 se establece la línea a Villaviciosa, Colunga y Ribadesella.

Finalmente, cabe señalar que las comunicaciones con el occidente asturiano se combinaban con el fin de trayecto del Ferrocarril Vasco-Asturiano en San Esteban de Pravia, de donde partían las líneas de autobuses a Cangas de Narcea, Tineo, Navia, Luarca, Castropol y Ribadeo. Ya en los años 20 proliferaron las compañías de transportes de viajeros y se ampliaron rutas y destinos a muchas localidades de la región.

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