"Era espléndida y nos deja recuerdos inolvidables", dicen los amigos asturianos de la dueña del imperio Naturhouse, Luisa Rodríguez, nacida en Tineo

Su viudo, Félix Revuelta, y sus hijos, estuvieron muy arropados en el funeral en Madrid

Luisa Rodríguez Maroto y su marido, Félix Revuelta.

Luisa Rodríguez Maroto y su marido, Félix Revuelta.

L. Blanco / A. Rubiera

La parroquia de San Francisco de Borja, en la calle Serrano de Madrid, acogió ayer el funeral de despedida de Luisa Rodríguez Maroto, de 73 años, natural de Tineo y empresaria de éxito. Muchos fueron los amigos que quisieron arropar a su viudo, Félix Revuelta y a sus hijos, Vanessa y Kilian, por la pérdida de una mujer con enorme talento para las relaciones sociales y para los negocios. La familia Revuelta Rodríguez es dueña del imperio Naturhouse y tienen una de las grandes fortunas de España.

A Madrid viajaron amigos como el arquitecto Emilio Llano, diseñador, entre otros, del Carlos Tartiere, el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega o el centro comercial Los Prados, además de exconcejal de Oviedo por la UCD, y su mujer María José Monteavaro. "Luisa era una mujer espléndida, alegre y a la que le encantaba el abrazo en la distancia corta", apunta un Llano que asegura conservar "innumerables recuerdos" vividos con la fallecida y su marido. Como las escapadas en el avión privado del matrimonio Revuelta, "viajes extraordinarios" como la visita a Petra (Jordania) en la que les acompañó el periodista Luis del Olmo, amigo en común.

"Nos quedamos con todos aquellos instantes inolvidables", confiesa el arquitecto de Tebongo (Cangas del Narcea), subrayando el inmenso cariño de la empresaria tinetense hacia todo lo que tuviera que ver con el suroccidente asturiano. "Siempre que venía le encantaba ir cargada de productos asturianos como la fabada o el chosco", rememora su amigo.

Entre los encuentros más recientes, Llano destaca la gran fiesta organizada por Luisa en Marbella, concretamente en el Hotel-Spa Las Dunas, propiedad de la familia, donde se reunió el de sus amigos más estrechos el pasado verano para recargar pilas contra la enfermedad. “Fue una luchadora hasta al final, una mujer valiente que, al igual que su marido, se hicieron a sí mismos para triunfar tanto en los negocios como en lo personal”, defiende el técnico. 

La relación entre las familias viene de muy lejos. “Aunque Félix nació en Burgos, tenía muchos vínculos en La Rioja como yo, y el hecho de que Luisa fuera asturiana contribuyó en que fraguásemos una gran amistad nada más que nos conocimos hace muchos años”, apunta en referencia a unos contactos casi propios de una familia. “Estuvieron en la boda de mi hijo y nosotros también fuimos a las bodas de los suyos”, añade Llano.

La familia Revuelta, una de las grandes fortunas de España sustentada en el sector de la dietética y la nutrición, perdió a la matriarca el pasado 27 de febrero pero no fue hasta ayer viernes cuando se celebró el funeral por su fallecimiento, en Madrid.

Félix Revuelta (Burgos, 1947) es uno de los nombres propios del empresariado español, con un emporio que alcanza las bodegas Heredad de Baroja, Nautracéutical, Dietisa, la química Sniace, los Laboratorios Abad, el hotel-spa Las Dunas de Estepona, el club UD Logroñés y una buena cartera en el sector inmobiliario, tuvo como mano derecha y cómplice continua "durante más de 50 años" a Luisa Rodríguez, una asturiana de corazón con la que construyó, casi desde la nada, todo un imperio.

Nacida en Tineo, de donde salió muy joven para irse con su padre a trabajar en Cataluña, nunca perdió la relación con Asturias y el occidente regional. Su viudo contaba esta semana a LA NUEVA ESPAÑA que siempre venían a celebrar San Roque, y no había nadie de su entorno marbellí, de Madrid o de Logroño -sus principales residencias junto con Miami-, que no supieran que Luisa era asturiana.

Un cáncer de pulmón acabó con toda la energía y la alegría que desbordaba una mujer empresaria que se convirtió además en reina de las fiestas en Marbella. Hasta tuvo un cumpleaños en el que Carla Bruni le cantó el "Happy birthday" a "Luisa Revuelta", como también la llamaban algunos.

Hace unos meses, estando ya muy enferma, "celebramos 55 años de casados y lo que sonó para Luisa fue el himno de Asturias con las gaitas", contaba su viudo.

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