La historia del artista madrileño al que su apellido le permitió descubrir su rincón en el Occidente

Un viaje en tren por el Norte le hizo encontrarse con Tapia, concejo del que se enamoró a los veinte años y en el que acaba de establecerse y abrir estudio

Juanma Tapia con la obra "El futuro de la prensa escrita", que presenta en la exposición de La Caridad junto a diferentes ejemplares de LA NUEVA ESPAÑA.

Juanma Tapia con la obra "El futuro de la prensa escrita", que presenta en la exposición de La Caridad junto a diferentes ejemplares de LA NUEVA ESPAÑA. / T. Cascudo

El artista plástico madrileño Juanma Tapia acaba de mudarse al concejo que le sirve de apellido. Lo descubrió por una casualidad de la vida, cuando, a los veinte años, decidió hacer con su pareja un viaje en tren por la Cornisa Cantábrica. De repente, se toparon con el cartel de Tapia y les hizo gracia, así que decidieron bajarse y explorar un concejo del que se enamoraron por completo. Medio siglo después, y tras años visitándolo varias veces al año han decidido establecer su residencia en suelo tapiego.

Juanma Tapia cerró su estudio en Madrid y ahora no solo vive, sino que crea desde el Occidente de Asturias, donde estos días presenta su primera exposición bajo el título “Corazón verde”. Se puede visitar en la sala de exposiciones del Ayuntamiento de El Franco, en La Caridad. Y no solo visitar, sino que Tapia ha convertido temporalmente la sala en su propio estudio, donde está realizando talleres con diferentes colectivos. “Lo que quiero es que sea algo vivo”, explica Tapia.

Tapia junto a un grupo de usuarios de la residencia Fraternidad, que visitaron su exposición.

Tapia junto a un grupo de usuarios de la residencia Fraternidad, que visitaron su exposición. / T. Cascudo

El artista cuenta que no tiene una única línea de trabajo y que puede hacer al mismo tiempo obras radicalmente diferentes. “McLuhan hablaba del pensamiento mosaico y yo lo tengo, puedo trabajar en cosas distintas a la vez. Diría que tengo una obra comprometida, no todas tienen compromiso, pero muchas sí”, reflexiona, mientras enseña una pieza titulada “Carnemigrante por cuartos o enteros”, compuesta por un puñado de zapatos. Explica que la obra muestra “lo que vemos en el fondo del Mediterráneo”, en relación a los fallecidos por cruzar el mar en patera en busca de un futuro mejor.

Junto a esta obra hay una esquina dedicada a una colección de lienzos inspirados en mujeres de la zona. También muestra parte de sus esculturas, que siguen la corriente de arte encontrado, ya que están confeccionadas a partir de elementos que busca y encuentra en los lugares más inesperados. Bien un tronco que arrastra el mar o una antigua ventana, resto de una obra. Y a su lado está, oculta por una cortina negra, la que bautiza como “la mejor obra del universo”. Al cruzar la cortina el visitante se encuentra con un espejo que le devuelve su silueta y le saca una sonrisa. Tapia está convencido de que la gente debe perder el miedo al arte porque debe ser algo “para disfrutar, aprender e impactar”.

Juanma Tapia junto a alguna de sus esculturas de arte encontrado.

Juanma Tapia junto a alguna de sus esculturas de arte encontrado. / T. Cascudo

Cuenta Tapia que su vida está llena “de arrepentimientos”. Un impulso le llevó a renunciar a lograr el acceso en la Escuela de Arte de San Fernando y acabó estudiando Magisterio, luego Historia y finalmente Pedagogía. El camino fue largo, pero terminó dedicándose a ese oficio que le gustó desde niño y que heredó de su madre pintora. Se formó por su cuenta haciendo cursos de todo tipo para “tener oficio”, algo que ve fundamental. “He sido toda la vida artista plástico, aunque no tuve la suerte de dedicarme siempre solo a ello. Hice el camino un poco al revés”, explica.

Ahora reside en una casa en el pueblo tapiego de Villamil de la que se enamoró a primera vista y allí tiene un rincón de trabajo, su “estudio para sucio”. Lo compagina con otro lugar habilitado en un garaje en el centro de Tapia. Está donde quiere estar y desde Tapia, ese paraíso que descubrió de la manera más casual, sigue creando.