Se aproxima una dura campaña electoral, tanto para los comicios estatales como para los autonómicos y municipales, y un asunto de interés local saldrá de nuevo a relucir con insistencia: las carencias de Gijón en materia de saneamiento. Esta ciudad tiene un grave problema pendiente de resolver que exige solución urgente por cuanto: la depuración de las aguas residuales de la zona este de la ciudad, en la que habita prácticamente la mitad de la población, con una estación depuradora en El Pisón que no ha entrado en funcionamiento por mandato judicial, y la mejora de la depuradora de la zona oeste, La Reguerona, con carencias que requieren de una elevada inversión.

El Estado español se vio obligado hace meses a abonar una cuantiosa multa de doce millones de euros por el reiterado incumplimiento de la depuración de las aguas residuales de nueve localidades españolas de más de 15.000 habitantes, entre ellas Gijón. Esa sanción, impuesta por Bruselas, va creciendo cada seis meses que se siga incumpliendo la normativa europea. En el caso gijonés, la solución de la depuradora del Este sigue estancada, con los tribunales sentenciando a favor de los vecinos que ganaron el pleito contra la instalación próxima a sus casas y la Administración estatal viéndose obligada a tramitar de nuevo los estudios ambientales. El contencioso tiene mal arreglo por cuanto los afectados volverán a acudir al amparo de los tribunales si el Estado decide, como parece, autorizar, con una nueva evaluación, la planta de El Pisón. La ciudad se encuentra, por tanto, en un callejón sin salida que ocasionará el crecimiento de unas sanciones que, aunque las abone el Estado, salen del bolsillo del contribuyente por culpa de una mala gestión política que se remonta a una década atrás. Y que en este momento exige ya una solución negociada. No es de recibo echar por el sumidero una planta ya construida que costó 36 millones de euros.

Con ser el problema más grave el de la falta de depuración de las aguas residuales de la zona este, hay otros asuntos relacionados con el saneamiento local pendientes de resolver que requieren solución sin nuevas demoras. Es el caso de la necesidad de adaptar los sistemas de depuración de La Reguerona a la nueva normativa comunitaria, que incumple, y el evidente deterioro del emisario submarino de Aboño, que según un reciente informe municipal, ha perdido 155 metros de tubería. Por no hablar de las manchas que cada vez con mayor frecuencia se detectan en el litoral gijonés.

El incompleto saneamiento de Gijón se convertirá en las próximas semanas en arma arrojadiza electoral, pero, mientras no se resuelva de manera definitiva, quedará en el debe de las administraciones implicadas -la estatal, la autonómica y la local- como una muestra más de impericia y falta de compromiso con Gijón y sus ciudadanos.