La talla personal y profesional de una persona se manifiesta por sus comportamientos, actitudes y respuestas en situaciones difíciles. Es en esas situaciones cuando se espera de las personas una capacidad de liderazgo basada en la credibilidad, la capacidad de trabajo, la compartición de tareas y responsabilidades, así como en la capacidad de diálogo, de compromiso con los proyectos y de ilusionar e implicar a los ciudadanos. En mi opinión, todas estas características se han puesto de manifiesto en las actuaciones de Santiago García Granda desde que lo conozco, ya desde mis lejanos años de estudiante.

Un rasgo esencial de su personalidad es su extraordinaria capacidad de trabajo, que le lleva a desarrollar una gran variedad de actividades simultáneamente. Esto no es algo reciente ni asociado a su actual cargo. Desde su juventud ha demostrado que en su figura confluyen una enorme vitalidad y tenacidad, dos virtudes que le han permitido enfrentarse a numerosos retos que ha superado con solvencia. Siempre que tiene ocasión Santiago ejerce orgulloso de oriundo de su pueblo natal, Verdicio, en donde cursó los estudios de primaria. Finalizada la escuela primaria, realizó los cinco primeros cursos de Bachillerato como alumno libre, con la tremenda exigencia que ello requería. Sin duda, este hecho ha constituido una experiencia que contribuyó a imprimir su actual carácter y personalidad.

Hace algo más de cuatro años que Santiago concurría a las elecciones a Rector de la Universidad de Oviedo bajo el eslogan “Un equipo eficiente y cercano”. Esas dos palabras, “eficiencia” y “cercanía”, lejos de ser únicamente una declaración de intenciones, son un reflejo de su carácter y personalidad. Basta revisar su CV para reconocer a un investigador muy eficaz, prolífico y de gran prestigio, con un marcado carácter multidisciplinar. Aunque no es algo de lo que le guste alardear, debido a su carácter humilde, es uno de nuestros científicos con mayor “Índice H”, que mide la proyección internacional de investigadores en función del número de citaciones que han recibido sus artículos científicos. Este entusiasmo también se traslada al ámbito de su actividad docente. Es reseñable que, aun siendo Rector, continúa impartiendo sus clases de forma regular, incorporando metodologías docentes innovadoras buscando mejorar la calidad de la enseñanza de la Química. Su compromiso con la Universidad le ha llevado desde hace ya muchos años a involucrarse en el ámbito de la gestión universitaria con el mismo nivel de exigencia, siempre persiguiendo poner a la Institución, por la que siente un gran cariño y respeto, en los más altos niveles de excelencia.

Santiago tiene fama de exigente con las personas con quien trabaja, pero a la vez es una persona afable y cercana, que hace equipo y lo da todo por él. Siempre tiene tiempo para recibir a quien precisa de sus consejos, recogiendo críticas y alabanzas y procurando atender a aquellas necesidades que se le trasladan. Además, quien ha colaborado con Santiago sabe que es una persona muy tenaz (a veces tozudo) en la defensa de lo que cree que es lo adecuado. Pero no cesa en la búsqueda de consenso, demostrando siempre respeto y empatía, buscando el diálogo para defender aquello en lo que cree, aportando argumentos de peso, con honestidad y convicción. No es de extrañar que haya incorporado el importante valor de la transparencia como un rasgo distintivo de su quehacer diario.

Esta semblanza no sería completa sin resaltar dos virtudes de su faceta personal. La primera es su nobleza y capacidad de sacrificio por sus amigos, su disposición para ayudar y colaborar en la solución de los problemas, en definitiva, su altruismo. La segunda es su amor y dedicación por su familia que permanece a su lado, incondicionalmente, apoyando su compromiso con la Universidad. Quizás su mayor alegría como Rector la tuvo el día en que hizo entrega del título de la Universidad de Oviedo a su hijo. Santiago pidió, ese mismo día, poder hacerle él mismo la entrega. Hasta entonces, muy pocos sabían que su vástago entraría a formar parte de los egresados de la Universidad que él dirigía.