Solo será un minuto

Los otros vengadores

Tino Pertierra

Tino Pertierra

A estas alturas de la película es fácil estar saturado de películas de superhéroes en las que la mitad del metraje está dedicado a arrasar ciudades enteras y de los desmadres de unos actores que vivieron mejores tiempos y ahora se dedican a orquestar matanzas de villanos torpes y tontos con infame puntería y que no saben protegerse. Hay suficiente público (aún) para esas histerias de acción sin emoción en las que buenos actores como Liam Neeson, Denzel Washington o Mel Gibson se convierten en justicieros a los que unos canallas de baja estofa y crueldad intolerable les causan pérdidas irreparables. Luego ya se encargarán ellos de poner las fosas en su sitio descargando cargadores a docenas o asestando tajos mortales sufriendo daños cicatrizables. El impávido Keanu Reeves encontró un filón de plomo con John Wick: mata a docenas de enemigos y los requeterremata sin pestañear. Ni siquiera el terrible Charles Bronson se permitía semejantes orgías de sangre y sesos.

Lo malo de este tipo de carnicerías es que reclutan para la causa a estrellas de luz menguante que compran el mensaje del ojo por ojo y diente por diente convirtiendo la violencia en un espectáculo grotesco que les obliga a sus años a hacer el paripé haciendo cabriolas imposibles en peleas casi cómicas mientras ponen caras serias, como si se lo tomaran muy en serio. Al menos, Bruce Willis (antes de pasarse a la serie V(ideoclub) y Schwarzenegger (a diferencia de su rival resStallone) plantaban brotes de humor. Ahora que Indiana se jubila y Ethan Hunt se lo piensa, solo queda constatar que el cine de acción se queda sin héroes, y las heroínas repiten clichés masculinos. Siempre nos quedará revisar lo que hicieron ilustres vengadores como McQueen, Marvin o Glenn Ford. Qué buenos eran siendo malos.

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