Sol y sombra

Podemos cava otra trinchera

Luis M. Alonso

Luis M. Alonso

Los cinco diputados que le quedan a Podemos han decidido cavar una trinchera en el Grupo Mixto desde donde seguir atacando a sus socios. Hasta ahí nada nuevo, solo que esta vez han querido significarse en su propio ecosistema. Desde que se fundó la sociedad entre los socialistas y la izquierda populista, Pablo Iglesias reinstauró aquello con lo que algunos tardofranquistas solían bromear ante los observadores europeos y era que la oposición parlamentaria en España sí existía y estaba repartida por los escaños de las propias Cortes.

Ahora, en cambio, contamos con una fuerte oposición al sanchismo, no solo en el Congreso, y otra residual dentro de él con la que Sánchez, acuciado por la precariedad, tendrá que negociar para sacar adelante los presupuestos. Sumar, que tenía como objetivo fundamental el dos más dos, se ha dedicado hasta el momento a restar. Yolanda Díaz fue juntando siglas que nadie es capaz de distinguir, al tiempo que perdía diputados y efectivos para su coalición de partiditos. Escaso talento el de esta reina del trabalenguas más pendiente de rendirle pleitesía al prófugo Puigdemont que de mantener unidos a los suyos.

Para distinguirse, lo primero que han hecho los cinco disidentes de Podemos ha sido acusar a sus exsocios de no garantizar el derecho a la vivienda mientras se permite la especulación. Ello también quiere decir que hasta ayer mismo no tenían inconveniente en compartir escaños y carteras con los cómplices de los especuladores. De esto tendremos mucho y variado a lo largo de los días, de manera que el entretenimiento está asegurado entre las patadas de unos y las coces de otros. Como la coz de la portavoz de Sumar cuando se refirió al "fragante" incumplimiento del acuerdo aliado por parte de los podemitas díscolos. Puede oler mal o peor, pero la señora Marta Lois, alumna aventajada de Díaz, quiso decir "flagrante". Los efluvios extendidos de la ignorancia entre la clase política sí que son incuestionables.

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