Un asturiano en Londres

El maíz no crece tan alto en Iowa

Donald Trump se erige como indiscutible ganador de las elecciones primarias republicanas

El maíz no crece tan alto en Iowa

El maíz no crece tan alto en Iowa

Julio Bruno

Julio Bruno

Con el sol apenas asomando en Londres, me levanto temprano para sumergirme en las noticias de las elecciones primarias republicanas en Iowa, the Tall Corn State, donde el maíz crece como en ningún otro lugar. También deben crecer las sonrisas, ya que Donald Trump se erige como el indiscutible ganador, obteniendo un impresionante 51 % de los votos, estableciendo así un récord y dejando a sus opositores con pocas opciones más que abandonar la contienda. Recordemos que, en 2016, Ted Cruz le arrebató las primarias a Trump; sin embargo, ocho años después, Trump no solo se lleva la victoria en todos los condados del estado excepto en uno, sino que redefine el Partido Republicano a su imagen y semejanza.

Este triunfo contundente se desarrolla en medio de una tormenta legal que rodea a Trump, con 91 cargos criminales pendientes en diversos tribunales estatales y federales. A pesar de este nubarrón jurídico, Trump emerge como el líder republicano indiscutible, consolidando su posición en un partido que él mismo ha moldeado a su gusto y sin nadie que le discuta el puesto.

Las acusaciones legales son serias y diversas, no obstante Trump ha demostrado ser un hábil estratega, capitalizando sus problemas legales para construir una narrativa de persecución y victimismo que resuena con su base. De hecho, ha subido en las encuestas tras sus problemas judiciales y ahora lo dan por ganador en unas presidenciales contra Biden. La incertidumbre sobre su posible encarcelamiento no parece disuadir a sus votantes, y la perspectiva de un presidente gobernando desde prisión, aunque sin precedentes, no encuentra impedimentos en la Constitución estadounidense. Los amantes de los reality shows deben estar entusiasmado con la perspectiva: "Presidiendo desde la cárcel".

Las fechas judiciales se ciernen sobre Trump, con juicios programados durante todo este año, si la Corte Suprema no lo impide. En Nueva York, enfrenta acusaciones de fraude financiero que podrían reconfigurar su imperio comercial, además de juicios por difamación y agresión sexual, aportando más dramatismo a una ya compleja situación. La posibilidad de que Trump retenga información de seguridad nacional en Mar-a-Lago también está en juego, a pesar de la simpatía mostrada por una jueza asignada.

No menos intrigantes son las acusaciones de subversión electoral, con juicios pendientes en el condado de Fulton y del Departamento de Justicia. Estas acusaciones plantean dudas sobre la integridad del proceso electoral y generan desacuerdos entre expertos, aunque la solidez de las pruebas y los acuerdos de culpabilidad de coacusados podrían favorecer a la fiscalía.

Adicionalmente, en más de 30 estados, se está llevando a cabo un debate trascendental sobre la posible exclusión de Donald Trump de la papeleta presidencial en 2024, todo basado en una reinterpretación innovadora de la Enmienda XIV. Los defensores de esta medida argumentan que los esfuerzos de Trump por socavar las elecciones de 2020 cumplen con los criterios de descalificación establecidos por la enmienda. Actualmente, los casos relacionados con esta controversia se encuentran en proceso en estados como Colorado y Maine, y se vislumbra la posibilidad de que lleguen a la Corte Suprema de Estados Unidos, otorgando un giro legal sin precedentes a esta disputa.

Mientras este torbellino legal envuelve a Trump, en el terreno de las redes sociales, surge una tendencia peculiar que pone en relieve las percepciones divergentes sobre los dos potenciales candidatos presidenciales. La narrativa republicana que cuestiona la capacidad de Biden, con 81 años, para liderar la nación revela un notorio doble estándar al pasar por alto inquietudes similares sobre Trump, quien, a sus 78 años, apenas es tres años más joven. Resulta llamativo que no haya otros candidatos viables y más jóvenes en ninguno de los dos partidos.

La contrastante evaluación de las vidas personales de Joe Biden y Donald Trump acentúa la percepción de un doble estándar. Mientras Biden ha enfrentado críticas por los problemas de su hijo, Hunter, es crucial destacar que las censuras se dirigen a su hijo, no al presidente en sí. Al tratar de comparar estas cuestiones con los desafíos legales personales de Trump, surge una disparidad evidente. Se intenta establecer un paralelo entre las controversias personales de Biden y los juicios criminales de Trump, revelando diferencias notables que deberían imposibilitar considerarlas como situaciones análogas.

A pesar de las sombras legales que lo envuelven, Trump emerge victorioso en Iowa. El maíz no crece lo suficientemente alto como para ocultar su resurgimiento y las primarias ya parecen suyas. Los votantes tendrán la última palabra en noviembre.

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