San Roque (Llanes),

Daniel BÁRBARA

«Las bandas de gaitas las veo muy parecidas a las marchas militares, y por lo general salen muy pocos gaiteros solistas». Estas palabras, aunque a priori parezca lo contrario, no forman parte de una crítica personal hacia las distintas bandas musicales tradicionales, sino más bien una apología hacía uno de los instrumentos populares más importantes de la música tradicional asturiana. Al menos así lo entiende uno de los gaiteros de referencia de la música tradicional asturiana en la segunda mitad del siglo XX, que sigue en activo en el XXI, Ignacio Noriega, «el Gaiteru de San Roque» (Llanes).

En 1945 Ignacio Noriega compró una gaita gallega en la Academia Militar de Zaragoza por el módico precio de trescientas pesetas. Eran otros tiempos. Después de repasar su trayectoria musical, nada más y nada menos que 52 años dándole aire a la gaita asturiana, de la que es un firme defensor, tal parece que el gaiteru de San Roque hubiera nacido con este instrumento en sus manos. «La afición me viene de pequeño, nunca olvidaré aquel festival de gaita que se celebraba en el campo de fútbol del Brao», en Llanes, rememoró.

Ignacio Noriega, toda una institución de la gaita asturiana en la comarca oriental, ofreció su primer recital musical en la fiesta de San Francisco, en Rozagas (Peñamellera Alta), después de cruzar a pie la sierra del Cuera durante tres horas. El gaiteru de San Roque, que a sus 82 años cuenta con una memoria prodigiosa, recuerda una de las anécdotas más curiosas que le pasaron a lo largo de su carrera profesional. «La víspera de una fiesta me di cuenta de que tenía el fuelle (bolsa hecha con piel de cordero que sirve como depósito auxiliar del aire) rotu». La solución de urgencia que aplicó no fue otra que la de sacrificar un cordero y rociar la piel de sal. «Cuando estaba tocando en la fiesta, una mujer se me acercó y me dijo: "A, chacho, ¿que tien la gaita, que está llena de moscas?"». Era el fuelle, que olía a diablos. Le contesté que había echáu miel a la gaita para que sonara mejor», recordó Noriega entre risas. Durante más de cinco décadas, el Gaiteru de San Roque ha paseado su gaita por casi todas las fiestas del oriente de Asturias.

En la actualidad, la gaita de Ignacio Noriega sigue dejándose notar en las fiestas populares de la comarca junto al fiel tamboriteru Manolo Vela Martínez, «el Gallu Po», del que recuerda una anécdota reciente la mar de simpática. «Teníamos que ir a tocar a Cabrales y Manolín estaba de serenu. Tuve que sacalu de la cama y eche-y una bronca terrible. Pero lo mejor de tóu fue cuando íbamos por Meré (Llanes) y me dice que había dejáu el tambor en casa. Casi lu mato a palos», comentó Noriega, quien añadió que en las fiestas «se nos acercan las muyeres, pero sobre todo los borrachos, porque siempre tienen ganas de juerga».

El Gaiteru de San Roque reconoce que no ha compuesto ninguna canción, pero sí asegura haber recuperado canciones tradicionales, además de tener en su repertorio musical algún que otro popurrí. «Las canciones de las marchas profesionales estaban perdidas y yo mismo las recuperé», indicó. Sus canciones favoritas son «La Panderetera», «El Pericote» y la canción de La Magdalena. Entre sus ídolos gaiteros se encuentra Vicente «El Pravianu», José Ángel Hevia y Oscarín el de Amieva.

Hace poco más de un año que Ignacio Noriega y su tamboriteru «el Gallu Po» presentaron su primer y único disco, que recoge todo un repertorio musical de la zona de Llanes y que hace referencia especial a los tres bandos de la capital del municipio, de misa y de los bailes de la zona, celebraciones que lleva amenizando durante el último medio siglo. Como no podía ser de otra manera, el gaiteru más conocido de la comarca oriental asturiana quiso cerrar la entrevista al son del sonido de su gaita, con el tema «Ayer vite na fuente».