Marta PÉREZ

El casco antiguo de la ciudad es un hormiguero humano en el que un regimiento de operarios municipales, técnicos de sonido e iluminación y montadores de chiringuitos -como auténticas hormiguitas- se afanan en rematar los últimos detalles para la llegada del terremoto San Mateo, que desde hoy, durante diez días, sacudirá la ciudad.

Camino del centro, en la plaza de la Escandalera, despuntan los primeros cucuruchos de los chiringuitos mateínos. Son catorce y abrirán sus puertas esta misma tarde. En Porlier asoman más tejadillos cónicos, como los de «La Guinda», con todo a punto tras la barra. Mientras, en «El Rincón Cubano» los comunistas de la Fundación Isidoro Acevedo rematan el aderezo del garito con cañas de bambú. Las máquinas bien enchufadas para producir el hielo que no ha de faltar en el aderezo de daikiris y mojitos.

Más arriba, en la Catedral, dos hombres de mono azul sacan brillo a la Regenta, que guarda sitio en su altillo frente al escenario, para no perderse detalle de los conciertos. Los primeros en actuar, esta noche, serán Marta Sánchez, los chicos de «Rumbo a la fama» y «Delinquentes».

En una esquina, cinco músicos rumanos descansan las armónicas y acordeones mientras esperan, en su escenario callejero, hacer el agosto del donativo en septiembre. Por las calles empedradas del casco antiguo se pasean los últimos turistas de la temporada, que mezclan sus acentos, al reclamo del souvenir, con el «a ver, hoÉ» de un chaval que clama por el botellín de agua que le ayudará a terminar de montar el mostrador de calle de un restaurante.

Hemos llegado a la plaza del Ayuntamiento, que también tiene chiringuito, el de la SOF, que este año regentarán los chicos del Oviedo Rugby Club. En el balcón todo está a punto para el chupinazo, que lanzará la montañera Rosa Fernández, después de la lectura del pregón, a cargo del consejero de Emi Manuel Díaz.

En el Rosal el tema estrella en las conversaciones de los adolescentes que invaden las portaladas con sus panderos es San Mateo. Le siguen, por este orden, la fatalidad de la vuelta al «Tuto», y el regateo de la hora de regreso a casa en fiestas. El móvil en una mano, el mp4 en la otra, y la cámara de fotos a punto, que hay que actualizar el «Fotolog» con las mejores instantáneas de San Mateo 2007: que viene, que viene.

Entre todo este barullo del preludio festivo, alguna que otra cara conocida se deja ver por la ciudad. Pedro Ruiz, que estrena hoy «Pandilla de mamones» en el Filarmónica, bordea el edificio de la Junta con paso ligero. Se acaba de cruzar con Hevia, que va camino de la sede de la Sociedad General de Autores a presentar su último disco: «Obsession». El gaitero toca mañana en la «nueche» folk de la Catedral. Fito Cabrales y sus «Fitipaldis» deben estar al caer, porque, sabido es, tocan esta noche en San Lázaro y que por la boca vive el pez.