Agustín Hevia Ballina, canónigo archivero de la Catedral y director del Archivo Histórico Diocesano, describió ayer la basílica de San Juan el Real como "una pedagogía, una catequesis, de cómo Cristo perdona los pecados". Ballina se refería "a las manifestaciones artísticas del templo", cuya "significación es salvífica". Por ejemplo, "hay una catequesis del pecado original y de la redención, ya que Cristo perdona los pecados de la mujer adultera", tal y como se observa "en los frescos de la bóveda que hay sobre el presbiterio o en el fresco de la bóveda de la capilla de San Antonio".

El canónigo y archivero dictó ayer en el salón de actos parroquial la conferencia: "La basílica de San Juan el Real. Imágenes para rezar y contemplar. Iconografía de un templo esplendoroso de Oviedo". La charla se enmarcó en los actos de celebración del centenario de la consagración del templo, cuyo día grande será el próximo 24 de junio, festividad de San Juan Bautista y cumplimiento del siglo de existencia del templo. Hevia Ballina detalló en su conferencia aspectos del edificio como "el bautismo de Jesús que realiza San Juan", que es "el motivo central de las vidrieras, atribuidas a la casa Maumejean, de San Sebastián". Su estilo es modernista y están datadas en 1914.

Ballina destacó en una conversación previa con este periódico como "elemento muy notable la decoración del interior en los altares y el Vía Crucis, todo ello del presbítero lenense don Félix Landa Buylla". Otro aspecto notorio es que "la parroquia heredó en cierta manera las devociones, y las imágenes que las amparaban, del convento de San Francisco, que estaba emplazado en el solar que hoy ocupa el edificio de la Junta General del Principado".

En efecto, la parroquia de San Juan -la segunda creada en la ciudad, precedida por San Tirso y seguida de San Isidoro-, fue peregrina. Había nacido en el año 862 como altar que Alfonso III el Magno dedicó a San Juan Bautista junto a su palacio. En fecha no concretada, pero en época de Alfonso VI, se erige la parroquia en un templo de estilo latino-bizantino y puerta románica. Ese templo devino ruinoso en 1873, año en el que se traslada a la iglesia del Hospital Provincial, que era el antiguo templo del citado convento de San Francisco.

Del paso por ese templo, explicó Hevia Ballina, "destaca en la actual parroquia de San Juan la figura de San Antonio, atribuida a Antonio Borja, y, a su lado, las de San Francisco de Asís y de San Benito de Palermo". Ellas son "la herencia del franciscanismo traslada a la nueva iglesia".

Cuando la Diputación Provincial determina derribar el convento de San Francisco, para construir el palacio actual, la parroquia de San Juan pasa en 1902 a la Iglesia de Santa María la Real de la Corte y, a finales de ese mismo año, a iglesia de San Tirso el Real. Una década después, en 1912 se inició la construcción del nuevo templo, según proyecto del arquitecto diocesano Luis Bellido. Finalmente, el 24 de junio de 1915 se inaugura el actual templo parroquial, que será conocido como "la catedral del ensanche".

De su novedad, Hevia Ballina destacó ayer "la labor de don Pedro Gómez Fernández, natural de Oseja de Sajambre, que impulsó la construcción, y del obispo de la época, Francisco Javier Baztán y Urniza, cuyo sepulcro se encuentra en el presbiterio de la basílica".