Una de las paredes del garaje que comparten los números 1 y 3 de la calle Luis Braille, en El Milán, es un río. El agua la corroe desde al menos el 10 de diciembre. Ese fue el día en que la presidenta de la comunidad de vecinos del número 1, Carmen Rodríguez, se dio cuenta de que las manchas oscuras del muro que delimita la cuesta del aparcamiento por el que diariamente entran y salen una veintena de coches iba a más. No era una simple humedad. El parking comparte pared con el patio en el que está el bazar chino devastado por las llamas hace un año.

El fuego lo arrasó la mañana del 9 de febrero de 2017. El establecimiento -que desde entonces permanece cerrado- se encuentra en la planta baja del número 36 de la avenida de Pumarín, dentro del patio de luces que conforman varios edificios, entre ellos el 1 y el 3 de Luis Braille. La vista es terrible desde uno de esos pisos altos. El viejo bazar no ha sido desescombrado. Buena parte de la techumbre sigue allí después de que una empresa retirase el amianto con el que estaba recubierto y que podía constituir un peligro para la salud.

El suelo está lleno de metales retorcidos, ladrillos, objetos informes, papel y plástico quemado. Las paredes que lo rodean están desnudas, la pintura ha desaparecido y hay agujeros aquí y allá.

"Está bastante claro que el agua de nuestro garaje proviene del patio en mal estado, pero no hemos sido capaces de demostrarlo con un peritaje", comenta la presidenta de la comunidad de Luis Braille.

Los vecinos encargaron un estudio a un aparejador en cuanto detectaron los desconchones y la humedad, que también afecta al suelo del garaje. Sin embargo, el profesional todavía no ha podido acceder al bazar chino porque no ha podido localizar al propietario del establecimiento. Al parecer, según los vecinos, el dueño cambió la llave del bazar y desde entonces nadie ha vuelto a saber de él. Ni siquiera las comunidades más afectadas por el incendio; el 36 de la avenida de Pumarín.

Por su parte, los arrendatarios han vuelto a montar un negocio similar -otro bazar- a las afueras de Oviedo. El incendio del local provocó el desalojo temporal del edificio en el que estaba ubicado. Algunos afectados buscaron cobijo en casa de familiares y amigos, mientras que el Ayuntamiento facilitó alojamiento y comida al resto en dos hoteles y restaurantes de la ciudad.