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Un gran referente de Oviedo

Un gran referente de Oviedo

He recibido muy apenado la noticia del fallecimiento de Jaime Álvarez-Buylla, presidente de la Sociedad Filarmónica de Oviedo y referente de la cultura en nuestra ciudad.

Traumatólogo de profesión, dedicó su vida a la música y a la medicina; sin duda, sus dos grandes pasiones que desarrolló, indiscutiblemente, en su querido Oviedo.

Porque Jaime era un enamorado de Oviedo. Le encantaba vivir aquí, y solo abandonó nuestra ciudad por motivos familiares y por tener que cursar fuera los estudios de Medicina. El resto de su vida residió en su casa natal, situada en la céntrica calle Cabo Noval.

Trabajó de forma incansable por nuestra ciudad en los dos ámbitos que marcaron su vida. Como traumatólogo, dirigió el centro de rehabilitación y no descansó hasta que Oviedo contó con la primera unidad móvil de donantes de sangre en Asturias. En cuanto a la música y la cultura, Jaime presidió hasta el último día la Sociedad Filarmónica de Oviedo, un cargo al que accedió en 1999. Y también fue miembro de la Tertulia de los Puritanos, donde se reunía con otros aficionados a la ópera en lugares tan emblemáticos como Peñalba y Rialto, que él siempre recordaba con nostalgia.

Por otro lado estaba también su afición a la ópera era una de las muchas cosas que compartía con Jaime Martínez, a quien, lamentablemente, también tuvimos que despedir no hace mucho. Sin duda dos ovetenses ilustres, amigos desde niños, que podían pasarse horas y horas conversando de lo que más les gustaba: la música. Qué orgullo haberles conocido a los dos.

No hay ovetense que no hable bien de Jaime Álvarez-Buylla. Es imposible no hacerlo. Siempre le recordaremos como un hombre amable, cariñoso, educado, culto y respetuoso. Solamente bastaba con leer los comentarios que suscitaban sus colaboraciones con LA NUEVA ESPAÑA, dejando su huella en cada una de las columnas que escribía y en las que demostraba ser una fuente de cultura y sabiduría.

Es por ello por lo que Oviedo, y su cultura, siempre estarán en deuda con él.

Nuestra ciudad ha perdido a un destacado ovetense, pero mi familia y yo hemos perdido a un verdadero amigo, que siempre estará en nuestro recuerdo.

Descanse en paz.

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