Hablan los ciclistas a los que salvó el "héroe de Pravia", presentes en su funeral: "Volvimos a nacer gracias a él"

"Si no fuese porque interpuso su moto, no estaríamos aquí; eternamente agradecidos", señalaron durante la despedida en la Catedral al guardia civil Dámaso Guillén

Habla Pelayo González, integrante del pelotón ciclista al que salvó el guardia civil héroe de Pravia: "Es mi héroe"

Con el susto todavía metido en el cuerpo, ocho jóvenes ciclistas de 17 años del club Las Mestas de Gijón que participaron en la prueba de Beifar (Pravia), en la que el guardia civil Dámaso Guillén entregó su vida por detener a un kamikaze que amenazaba la integridad de los deportistas, asistieron este lunes al funeral para mostrarle su eterno agradecimiento. «Este hombre es mi héroe y el de todo nuestro equipo y no podíamos dejar pasar la oportunidad de estar aquí para despedirle», explicó en la explanada de la Catedral Pablo González, el juvenil que sugirió al equipo la idea de desplazarse a Oviedo en pleno Lunes Santo.

«Pudimos ser cualquiera de nosotros, si él no hubiera puesto la moto en medio, la mitad del equipo estaríamos muertos», indicaron los chavales aún afectados por un suceso totalmente imprevisto. «En un principio pensaron que era por alguna caída», indicó el presidente del Club, Jesús Rodrigo, mostrando su agradecimiento al agente de origen jienense que sacrificó su vida por la de sus chicos. «Si el coche llega a pasar, igual 20 o 30 jóvenes no estarían hoy entre nosotros», añadió el directivo.

Pelayo González recuerda que en el momento del suceso estaban preparándose para llegar triunfantes a una meta volante. Iba en la parte delantera del pelotón con sus compañeros Enol Albín y David Ordiz cuando de repente la carrera se vio interrumpida. «Si llegamos a ir uno o dos minutos más rápido, viendo que no paró ante los avisos de la Guardia Civil, es posible que hoy no estuviéramos aquí presentes», subraya.

El joven admite que recordará toda su vida esa jornada como un día «muy frío, como si fuera una película». Dice aún no ser capaz a distinguir si lo ocurrido fue real. «No me lo creo y me lo sigo sin creer», comenta cabizbajo, a la par que aliviado por pagar de alguna manera su deuda con Dámaso Guillén a través del simple gesto de estar al pie de la Catedral durante su funeral. «Di la idea de venir, aunque no conociéramos a la familia», relata, convencido de que el pasado fin de semana la vida le dio una segunda oportunidad. «El 1 de abril de 2023 volvimos a nacer todos», afirma.

A su compañero David Ordiz le vienen a la cabeza imágenes similares cuando trata de recordar lo ocurrido en la tarde del sábado. «Íbamos adelante en la carrera, no vimos el golpe, pero después pudimos ver como había quedado la moto», relata Ordiz, dando por descontado que «si no llega a estar él ahí hoy alguno de nosotros no podríamos contarlo».

Tanto Pelayo González como sus compañeros coinciden al señalar la carnicería en la que se habría convertido la competición en caso de que el kamikaze se hubiese adentrado en el circuito. «Sería tremendo porque de una bici con pedales a los que vas anclado no puedes saltar», coinciden en relación a la prueba con 140 ciclistas apelotonados en la que la supervivencia habría sido «como una lotería» d en haber sido por el heroico acto de Dámaso Guillén.