En el Museo de Bellas Artes se aprende jugando a detectives

La pinacoteca ofrece talleres para niños con trastorno del espectro autista que disfrutan con otros pequeños

Gey Lagar habla a varios niños sobre la obra de Darío de Regoyos «San Antolín de Bedón». | Irma Collín

Gey Lagar habla a varios niños sobre la obra de Darío de Regoyos «San Antolín de Bedón». | Irma Collín / E. P.

E. P.

En el Museo de Bellas Artes de Asturias se infiltró ayer un grupo de jóvenes detectives cuya misión era investigar por diferentes salas durante buena parte de la mañana. La cita estaba marcada para las doce menos cuarto de la mañana en la entrada de la calle Rúa y las plazas del taller "Detectives del arte", veinte, estaban todas ocupadas.

Este es un taller que empezó a desarrollarse en 2016, dirigido especialmente a familias con niños de 4 a 12 años con algún trastorno del espectro autista (TEA), pero abierto también a todos los pequeños que quisieran unirse. Es una actividad "inclusiva", en la que pueden participar todas las familias que lo deseen, aseguró Gey Lagar, licenciada en Historia del Arte y especialista en trastornos del espectro autista.

A través de un juego pensado para el aprendizaje, los detectives del arte empezaron su tarea con el proyecto "Jardines y plantas". Empezaron presentándose todos los asistentes, los niños y sus familias, diciendo cuál es su árbol preferido. Desde el pino al tulipán, pasando por el abeto, fueron las opciones de los asistentes. A continuación recibieron el primer encargo de Gey Lagar: "Este es un helecho y tenéis que buscarlo en el museo".

En cuestión de pocos minutos los niños lo encontraron en los restos arqueológicos descubiertos durante la excavación previa a la ampliación del museo. Ese hallazgo permitió a la coordinadora de la actividad hablar sobre el helecho y mostrar a los pequeños que una de sus características es que es "fractal", es decir, que en esta planta la estructura se repite a diferentes escalas. "Mirad cómo es este helecho, que cogí entre Trubia y Proaza. Pues la hoja tiene la misma forma", explicó Gey Lagar.

Comenzó entonces la segunda prueba de la mañana. El reto era buscar una hiedra en uno de los cuadros de la planta baja. Estaba en un cuadro del artista asturiano Darío de Regoyos en la que plasmó la iglesia de San Antolín de Bedón, en el concejo de Llanes. Los participantes en el taller lo localizaron en un abrir y cerrar de ojos.

El fondo marino

Durante las explicaciones, Lagar utilizó pictogramas y otros elementos para que los niños siguiesen atentamente el juego. Sacó unos pendientes que emulaban una pluma de pavo real para pedirles que le ayudasen a localizarla en otro de los cuadros de la planta baja. Se encontraba en "País de flores", de Joaquín Mir. Para contemplar la obra "Echadora de cartas", de Ignacio Zuloaga, la historiadora centró la atención en el mantón de Manila que llevaba y sacó uno que extendió en el suelo. Como la prenda del cuadro llevaba flores, Lagar propuso a los niños que fuesen ellos los que cogiesen unas láminas impresas que les facilitó y las fuesen distribuyendo sobre el mantón de Manila.

La atención se centró después en el entorno marino, en una imagen que correspondía a la obra "Fondo marino", de Hermenegildo Anglada Camarasa. "¿Os gusta este cuadro?", preguntó la coordinadora de la actividad. "Mucho", respondieron al unísono varios de los participantes en el taller "Detectives del arte". Hicieron cábalas sobre qué habría hecho el artista para reflejar el fondo marino en el lienzo. Si había visto fotografías, si lo había imaginado, si había acudido a un acuario....

La actividad en esa zona del Museo de Bellas Artes había concluido. Tras trasladarse unos metros, la guía preguntó a los niños si creían que ese área era más moderna o antigua que en la que habían estado antes. No hubo dudas en la respuesta: "Más antigua". Allí se pararon primero en las muestras que se exhiben de la cerámica negra de Faro para indicarles qué era lo que iban a hacer para finalizar la actividad, decorar pequeñas macetas.

"Íbamos a realizar en el jardín la actividad con la que concluye el taller, pero debido a la lluvia la trasladamos dentro", informó la coordinadora del proyecto. En el taller didáctico Aureliano Menéndez cogieron asiento las familias. Los tiestos de pequeñas dimensiones fueron distribuidos entre todos junto con rotuladores, lápices y pinceles con pinturas para empezar a decorarlos. Lana de colores y pegatinas fueron otros materiales facilitados.

El taller "Detectives del arte" se desarrolla cada mes en el museo y antes de la pandemia se llevó también a las Aulas hospitalarias. Patricia Naranjo acude con su familia "casi todos los meses desde hace tres años". Mientras Laura Villabrille, que acudió con sus dos hijas, apuntó: "Nos hemos divertido mucho y disfrutamos del arte".

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