Agustín, última carta para quedar en paz

El coronel y juez de atletismo De Diego González, fallecido el domingo, planificó en los últimos años los detalles de su deceso

Agustín de Diego

Agustín de Diego

Chus Neira

Chus Neira

"Ayer, 6 de agosto de 2023, he muerto en Oviedo, a los 82 años". Agustín de Diego González (Segovia, 1941) fue militar, juez de atletismo, padre entregado y también colaborador habitual de la sección de cartas al director de este periódico, hasta el punto de dejar escrita la propia crónica de su muerte. El texto, breve, y publicado en este medio el pasado lunes, formó parte de un plan meticuloso en el que trabajó durante los últimos tres años para dejar resueltos todos los trámites relativos a su deceso pero, también, para llevar la filantropía de la que dejó constancia en vida hasta su propia muerte.

La última carta de Agustín de Diego no era una necrológica al uso para contar sus propia peripecia vital ni ponerse méritos, sino para pedir disculpas a cualquiera que pudiera haberse sentido molesto con él y dejar constancia de que él se iba en paz.

"Le gustaba ayudar, le gustaba poner su granito de arena", explicaba ayer su hija mayor, María del Carmen de Diego. Esa pasión le llevó a las cartas al director para avisar de pequeños problemas en su ciudad y sugerir mejoras. Las mandaba también al Ayuntamiento o a la Policía.

Aquí, en Oviedo, se reenganchó en el ejército, llegando a ser Comandante, y quedó en la reserva desde 1988/89. Vinculado por parte materna a Teatinos, tras su matrimonio con María del Carmen García, se instalaron en las viviendas para militares junto al cuartel del Milán.

Aficionado de los deportes, en especial del judo, llegó a ser juez nacional de atletismo, participó como tal en las olimpiadas de 1992 y estuvo en pruebas oficiales en toda España, también en Francia, hasta que la edad la impidió seguir con esta actividad. Fue medalla de oro de la Federación Asturiana de Atletismo y en el ámbito militar fue condecorado por la orden de San Hermegildo.

Deja viuda, cuatro hijas, un hijo y siete nietos. Desde 2016, explica su hija mayor, empezó a pensar en su fallecimiento y cómo quería que sucedieran las cosas. Desde hace tres años lo tenía todo dispuesto y también ese último artículo que guardaba en secreto.

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