Entrevista | Daniel García Diego Pianista y compositor, abrirá el ciclo Oviedo Jazz

"El jazz no es una música estática, en su esencia están el cambio y la evolución"

"Es un placer tocar con el trío en Oviedo porque Asturias es una tierra que siento muy cerca, es casi como mi segunda casa, voy todos los años"

El músico Daniel García Diego. | LNE

El músico Daniel García Diego. | LNE / Elena San Emeterio

Daniel García Diego es un músico salmantino ambivalente. Apasionado del sonido desde la infancia, puesto que proviene de una familia de músicos, se licenció "cum laude" en el conservatorio superior de Castilla y León y posteriormente fue becado en el Berklee College of Music, donde recibió clases del panameño pianista de jazz Danilo Pérez. García Diego abrirá hoy el ciclo Oviedo Jazz en el Teatro Filarmónica a las 20.00 horas con un concierto de jazz–flamenco acompañado por Reiner "Negrón" Elizalde al contrabajo y Michael Olivera, a la batería.

–¿Cómo se preparan un concierto?

–Cada uno es diferente, eso es lo que tiene la música que hacemos nosotros, porque partimos de una serie de melodías y de temas conocidos que suponen el veinte por ciento del concierto, pero el otro ochenta depende de cada día, audiencia y/ o escenario. Somos muy sensibles a la energía que se crea entre el público y nosotros y la música que surge depende mucho de eso, porque el público es un participante activo, así se mantiene la música viva y nunca repetitiva aportando un componente de aventura. Siempre digo que cada concierto es único y no se va a volver a repetir nunca, eso también lo convierte en algo más especial.

–¿Le hace ilusión tocar en Oviedo?

–Para mí es un placer porque nunca había tocado con el trío. Mi familia, por parte de padre, es toda asturiana, de hecho mi padre nació en Oviedo, así que en ese sentido también es especial. Asturias es una tierra que siento muy cerca, es casi como mi segunda casa y todos los años tengo que ir por lo menos una vez, así que estoy muy contento.

–¿Cómo es posible mezclar flamenco, música latina y jazz?

–Dos tercios del trío, tanto Elizalde como Olivera, son cubanos así que la parte latina de la mezcla está presente de una forma muy natural, todo lo que tocan tiene esa esencia. Por otro lado, yo soy amante del flamenco desde niño, siempre ha habido flamenco en mi casa y es una música que entiendo, pese a que no me considero músico flamenco porque le tengo mucho respeto, y en la que me encanta inspirarme. Además, la música latina y la flamenca tienen muchas cosas en común como el sentido del ritmo, la intensidad... El jazz es la tercera pata. Las tres músicas comparten muchas cosas, en la mayoría de los casos nacen del dolor y el sufrimiento de minorías que han sido discriminadas o pueblos que han sufrido, por lo que están muy ligadas a ese sentimiento aunque lo expresen de forma muy diferente. El jazz y el flamenco lo hacen de una manera más melancólica o desgarrada sin embargo, la música latina lo hace de una forma mucho más extrovertida o alegre, por así decirlo. Pese a esas diferencias creo que la clave está en el origen y que por eso se llevan muy bien, más allá de cuestiones puramente estéticas. El corazón que late dentro de cada una de ellas es el mismo.

–Marta Sánchez, pianista madrileño-neoyorquina, cerró la pasada edición de Oviedo Jazz, ¿Cree que es un momento álgido para el jazz a nivel internacional?

–A Marta, claro que la conozco. El jazz nunca ha sido una música de masas, pero tuvo su punto álgido en los años 60 y 70 con la aparición del jazz-rock y de las grandes bandas de jazz fusión. A partir de ahí poco a poco ha ido perdiendo influencia dentro del mercado, aunque esto daría para una tesis (ríe). Lo que sí tiene ahora mismo es su heterogeneidad y eso lo internacionaliza. Antes estaba asociado a Estados Unidos, era una música muy americana, ahora está bebiendo de los folklores de los diferentes países y eso es algo muy positivo, porque ambos se enriquecen y logran llegar a más gente. Son años de transición. El jazz no es una música estática, en su esencia está el cambio, la evolución, y ahora más que nunca.

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