Carmen Nozal: "La poesía no es del poeta, reside en el corazón humano"

La autora gijonesa recibe en Oviedo el premio de las Letras de Asturias durante la gran fiesta de los escritores del Principado

Los cinco premiados de la Crítica, en el pupitre de la izquierda: Ramón de Andrés, Sergio Buelga, Pablo Huerga, Laura Camafreita y Cristina García Marcos. En el pupitre de al lado, Carmen Nozal, primera por la derecha.

Los cinco premiados de la Crítica, en el pupitre de la izquierda: Ramón de Andrés, Sergio Buelga, Pablo Huerga, Laura Camafreita y Cristina García Marcos. En el pupitre de al lado, Carmen Nozal, primera por la derecha. / Irma Collín

Tino Pertierra

Tino Pertierra

Una gran fiesta de la literatura asturiana. La entrega de los XXII premios de la Crítica de Asturias que concede la Asociación de Escritores de Asturias abrió ayer en el Aula Magna de la Universidad de Oviedo un diccionario de palabras que definen lo que es la creación literaria. Un tributo a quienes ensalzan su ingenio y poder conciliador.

Imaginación, reflexión y empatía. Originalidad y belleza. La presidenta de la Asociación, Esther García, resumió la esencia de la obra galardonada antes de lanzar una invitación a leer literatura asturiana, cuyo horizonte "ensanchan con su pluma" los premiados. El viaje literario, al que asistieron Antón García (director general de Acción Cultural y Normalización Llingüística del Principado), David Álvarez (concejal de Cultura del Ayuntamiento de Oviedo) y José Miguel Arias (vicerector de gestión académica), arrancó en la estación del teatro en asturiano con Sergio Buelga, honrado en primera persona pero también por lo que supone para el sector de los cómicos, cada vez más presentes en los premios. No habría logrado el suyo de no ser por la Compañía Asturiana de Comedias.

Tampoco habría sido posible para Laura Camafreita en teatro castellano sin el grupo "Selena": "De las mayores alegrías de mi vida", afirmó antes de proclamar que "Somos únicas y diferentes".

Cristina García Marcos llevó la distinción en literatura infantil y la consideró un reconocimiento que es "una palmadita en la espalda". La escritura merece la pena en muchos aspectos, afirmó, "y te ayuda a mantenerte a flote en muchos momentos". Palabras salvavidas.

Ramón de Andrés recogió el premio al ensayo en asturiano con una queja: la gran mayoría de los estudiantes que acaban la carrera de literatura piensan que hay lenguas primitivas y que es en África donde más hay. "Y está demostrado que no existe científicamente la lengua primitiva. ¿Qué hacemos mal? Los prejuicios lingüísticos siguen vivos en la cultura general de la sociedad". Anclados en un pensamiento seudocientífico del siglo XIX, se ve natural creer que "los hablantes de unas lenguas tienen menos derechos que otros". Y no.

Vavilov y la escanda

Pablo Huerga, premio al ensayo en castellano, reivindicó la figura del biólogo Nikolái Vavilov y su odisea en España durante la década de los veinte, cuando conoció la escanda asturiana. Una búsqueda de semillas como "tesoro" para cultivar y proteger los productos agrícolas. Qué seríamos sin ellas.

Carmen Nozal, escritora asturiana que vive en México, fue la galardonada con el Premio de las Letras, ocasión que aprovechó para recordar a su tía Felisa, que, "en lugar de cantarme por las noches para dormir, me recitaba a Santa Teresa y a San Juan de la Cruz, y en lugar de dormirme me despertaba". La poesía para abrir bien los ojos. Felisa como ejemplo. Hizo una llamada de atención: "La poesía no es propiedad de los poetas, reside en el corazón de los seres humanos, despierta o dormida. Dominante, celosa, posesiva: es difícil convivir con ella".

Animó a los asistentes a leer poesía y les dio la garantía de una vida sin ser miserables en presencia de unas palabras que se sitúan entre "lo terrible y lo bello. Invito a leer a los grandes poetas en español". Recordó que se fue de Asturias con 21 años y vivió 38 en México, "un país culto y diverso que me abrió sus puertas como hizo con tantos inmigrantes".

El acto concluyó con un homenaje al fallecido historiador, poeta y empresario Fernando Álvarez Balbuena, de quien Esther García destacó una poesía "emotiva y de gran belleza literaria" y su humanidad: "Generoso, cariñoso...". Y como no podía ser de otra forma, la lectura de unos poemas del homenajeado dejó "un recuerdo de belleza". Como destacó su hijo Rafael en nombre de la familia, "a mi padre le habría conmovido vivir un momemto así". Y es que entendía la poesía como una manera de compartir.

Antón García puso el cierre al acto con una evocación del fallecido pintor Jaime Herrero (con obra "singular y valiosa"), creador de la estatuilla cabezona que se llevan los premiados junto con el diploma acreditativo. Una obra especial por no ser la escultura un arte en el que se prodigara. Sí lo hizo esculpiendo versos que le confirmaban como "un extraordinario poeta". A Felisa seguro que le habría gustado.

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