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Cronista oficial de Las Regueras

El gran Carmen de Tamargo

Verano. Es tiempo de romerías. En Les Regueres, la romería más antigua, relevante y de más arraigo fue sin ninguna duda la del Carmen de Tamargo, tanto que desbancó a la titular de la parroquia, Santa María de Valsera. La fiesta tenía lugar en el precioso entorno del palacio de Tamargo.

Hubo cofradía, fundada en 1681 por los dueños de dicho palacio, D. Blas de Miranda y Dª Isabel de Miranda Ávila, que fueron en adelante patronos in solidum. Su primera junta directiva estaba integrada en su mayoría por vecinos de Tamargo y Gallegos. Los cofrades, para ser admitidos, necesitaban de un fiador que ya lo fuera y recibían el escapulario de la Virgen del Carmen. En el período de 1804 a 1930 tenía por término medio 30 altas anuales de cofrades y elegía mayordomo todos los años. Sabemos el nombre de algunos: en 1805 Nicolás Fernández de Lazana, en 1808 José Suárez Tamargo, en 1814 José González de Gallegos, en 1876 José Álvarez Miranda de La Magdalena.

La capilla, adosada al palacio, estaba dedicada también a Santa Teresa de Jesús y a San Antonio de Padua. Se va convirtiendo en centro de irradiación espiritual no sólo para el concejo de Les Regueres, sino también para los limítrofes de Grado, Llanera, Gozón, Avilés, Candamo, Carreño, Teverga, Illas, Oviedo, etc. Se extendió por los cofrades que iban casándose fuera pero seguían vinculados a ella junto con sus descendientes. La riada de peregrinos va convirtiendo así una simple capilla privada en verdadero santuario, lo que motiva la dedicación del templo y consagración del altar en 1711.

La cofradía tiene dineros que presta a particulares previo aval de una finca, un hórreo, etc. Así, en el caso de impagos se queda con las tierras que van engrosando los bienes de la misma. El interés ronda el 3%. En 1752 tiene préstamos concedidos a vecinos del concejo que ascienden a 415 ducados. Hacia 1805 se encargó un arca de tres llaves para guardar los caudales recogidos por los cofrades y también un estandarte nuevo.

En 1809 los franceses robaron de la capilla el galón y el fleco de oro del terno de gala, las albas, manto y la cera, y debido a ello se hallaba la cofradía menguada de dineros, por lo que acuerdan para la fiesta de 1811 que en la comida que se diese a los sacerdotes se redujesen los platos a dos pucheros. Pero se ofrece D. Martín de Miranda Ávila, patrono de la cofradía, como dueño de las casas de Tamargo, a sufragar los gastos de la fiesta de ese año para que se hagan con la solemnidad acostumbrada.

En 1813 los gastos fueron: 459 reales importe de las dos comidas que se dieron a los sacerdotes y músicos; 35 reales al predicador, incluida la pitanza; 18 reales al Sr. Cura; 14 reales a los que pusieron capotes; 20 reales al que dijo la misa cantada; 95 reales los estipendios de 19 sacerdotes; 44 reales los voladores y 40 reales la gaita y el tambor. Desconozco a qué se refiere lo de poner capotes.

Como ingresos contaban con las cuotas de los cofrades, el importe de las subastas de los Ramos, que a finales del siglo XIX se sustituyen por novillas, pasando a llamarse rameras; las rentas de las propiedades y los intereses de los préstamos.

El fervor de los siglos XVIII y XIX se mantiene vivo hasta la guerra civil que pone fin a las actividades regulares de la Cofradía, aunque continúen el culto y devoción a la Virgen del Carmen. Desde esa fecha no se hicieron nuevos cofrades. Fue el escenario donde se encontraban familias enteras aquel 18 de julio de 1936, cuando llegó la noticia de que había dado comienzo la temida guerra.

Las gentes acudían en multitud a la novena y a la misa festiva, siempre en el prado delante de la capilla, donde había un enorme plátano centenario, que fue talado sin que entendamos el motivo. Iban de promesa y eran muchos los que atravesaban el prado de rodillas. Solamente dejó de celebrase en 1810 a causa de la invasión de los franceses. Las familias iban casi al completo con su comida y pasaban el día de romería. La verbena, la fiesta y el fiestín pasaron a celebrarse después de la guerra en La Cerra de Casa Concha en La Venta del Escamplero.

Desde que cambió la propiedad del palacio, hacia el año 2000, la misa festiva y la novena no volvieron a celebrarse en Tamargo, salvo en 2012, que se hizo la misa. Se hacen en la iglesia parroquial y la fiesta de 3 días ya nada tiene que ver con aquella de antaño.

Me consta que los que vivieron esta romería en el pasado, la tienen guardada en el recuerdo como algo mágico, algo especial, con profundo significado.

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