La pasada primavera, en vísperas de elecciones, y ante la protesta popular, el señor presidente del Principado nos prometió que se corregiría el "error de salto" que se produce con las bases imponibles superiores a 150.000 euros (que de error no tiene nada, aunque así se llame) y se elevaría hasta 200.000 euros el límite de reducción en el valor de la vivienda habitual (que buena falta hace después de quince años sin revisión y continuo aumento de los valores "reales" de los inmuebles urbanos). Ahora estamos con los Presupuestos Generales y no se oye nada sobre el tema. ¿Se han previsto ingresos por este impuesto mayores o menores que en el presupuesto anterior? Ello indicará si el señor presidente se propone cumplir o no su promesa. No es que vaya a evitar con ello el abuso fiscal que se practica con este tributo, pero algo es algo.

Por si acaso se les ha olvidado a nuestro presidente y a la consejera de Hacienda su promesa, no sobrará recordarles que España es, con una diferencia de más de 20 puntos porcentuales, el país europeo con mayor presión fiscal en este impuesto (además, una decena de estados europeos, Portugal e Italia en nuestro entorno, ya lo han suprimido) y Asturias, con su confiscatorio tipo máximo del 87,6%, es la comunidad líder, junto con Andalucía, en el ranking nacional. Así pues, podemos presumir de ser la región europea que soporta el impuesto de sucesiones más elevado. ¡Grandones que somos los asturianos! No vaya a llenársenos esto de desaprensivos inversores con sombrero de copa, reloj de oro en el bolsillo del chaleco y Montecristo entre los dientes.