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Los chiringuitos y Vox

Sobre el cambio del modelo festivo de San Mateo

Cristina Coto quiso explicar la postura de Vox sobre el cambio de modelo festivo pero, en vez de aclararla, la dispersó más aún con su habitual tono agrio hacia el Alcalde y el gobierno municipal. Entiendo que tenga necesidad de salir en la foto y que para ello utilice la crítica extemporánea, pero no logro comprender su encendida defensa de unos chiringuitos que, después de 38 años de exclusividad en manos de unos pocos, se habían convertido en un modelo absolutamente fuera del tiempo.

Me cuesta creer que los ovetenses que han votado a Cristina Coto estén a favor de los chiringuitos, con todo lo que ello supone, no ya solo en las claras vinculaciones políticas de algunos de ellos con partidos de izquierdas, sino también en el propio estilo festivo que representan y que tan lejano está de lo que una capital como Oviedo merece en pleno siglo XXI.

Y creo que el problema de Cristina Coto es que se preocupa más de decir algo que tenga repercusión mediática que de plantear lo que realmente defienden los votantes de las siglas que representa. Cuando se actúa así, normalmente, se comenten graves errores.

El cambio de modelo festivo no ha sido una ocurrencia. Es la conclusión lógica a las exigencias de los nuevos tiempos. El modelo que ha perdurado 38 años no es posible hoy en día. No lo es ni desde la perspectiva del ruido generado, ni desde las adecuadas exigencias de medidas higiénico-sanitarias, ni desde la necesidad de garantizar el derecho de todas las asociaciones a disfrutar de esta fuente de ingresos, ni desde la más básica lógica que apunta a que quienes pagan todo el año impuestos y generan puestos de trabajo –los hosteleros– no pueden sufrir esta competencia desleal en un negocio festivo que lleva 38 años privatizado por unos pocos privilegiados. No era viable legalmente quitar unos chiringuitos –los vinculados a partidos políticos– y dejar otros. Y, además, tampoco era lógico, puesto que la única forma de cambiar el modelo es cambiar los propios chiringuitos tanto en su aspecto como en su gestión.

No ha sido, por mucho que se empeñe Cristina Coto, siguiendo la estela de PSOE y Somos, una imposición de Otea ni de ninguna otra entidad. Ha sido un decisión enteramente nuestra, del equipo de Gobierno, como lo demuestra claramente el hecho de que todos los hosteleros, pertenezcan a la asociación que pertenezcan, tendrán el mismo derecho y oportunidad de acceder a una caseta.

Este planteamiento figuraba en el programa electoral del PP y de Ciudadanos y en el acuerdo de Gobierno. Es decir, estamos cumpliendo nuestra palabra. Sin complejos. Con valentía, responsabilidad y rigor. Cuando llegamos en junio de 2019 no había margen para actuar. En 2020, la pandemia obligó a suspender las fiestas. Y en 2021, por fin, podemos iniciar el cambio de modelo y lo hacemos con convicción y con seriedad, respetando las críticas pero manteniendo nuestro propio rumbo que es el que nos marcaron con sus votos 53.347 ovetenses y a los que en este caso se sumarían, estoy segura, prácticamente todos los votantes de Vox.

Y termino reconociendo que nunca pensé que vería a una portavoz de Vox defendiendo el modelo festivo de los mal llamados chiringuitos tradicionales. Si hay que hablar de bandazos, estimada Cristina, te llevas la palma.

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