El Oviedo cae al final ante el Levante y ve cortada su gran racha (2-1)

El equipo azul se adelantó tras una genial cabalgada de Moro, pero perdió en el descuento tras una mala salida de Tomeu - Borja Sánchez y Enrich se quedaron sin jugar

Xuan Fernández

Xuan Fernández

Levante

Femenías (1);

 Pubill (1), Pier (1), Postigo (0), Saracchi (1);

De Frutos (1), Iborra (2), Pepelu (1), Montiel (2);

Bouldini (1) y Cantero (1).

Cambios: Brugui (1) por Cantero, min. 46. Son (1) por Pubill, min. 63. Wesley (2) por Montiel, min. 64. Álex Muñoz (1) por Postigo, min. 64. Edgar (s. c.) por Pepelu, min. 81.

Oviedo

Braat (1);

 Lucas (1), Luengo (1), Costas (1), Calvo (1), Pomares (1);

Moro (1), Yayo (1), Camarasa (2), Bretones (1) y

Masca (1).

Cambios: Tomeu (0) por Braat, min. 44. Sequeira (2) por Masca, min. 56. Montoro (1) por Yayo, min. 56. Vallejo (1) por Moro, min. 76. Rama (1) por Bretones, min. 77.

Árbitro: De la Fuente Ramos (castellano-leonés). Amonestó a los locales Pubill, Saracchi, Montiel y Wesley; y al visitante Camarasa.

Ciudad de Valencia.

Aunque quedar un puesto arriba o uno abajo sea prácticamente anecdótico, el Oviedo dijo ayer adiós a la temporada pelín amargado. Normal. Por dos minutos ante el Levante (2-1) no amarró el séptimo puesto tras un partido en el que nadie diría que no había nada en juego para los azules, a cara de perro desde el principio. También el club se queda sin un buen pellizco por el dinero de la televisión tras la derrota, que igualmente no empaña el buen final de Liga carbayón con el Almirante al mando.

El Oviedo, pues, se queda octavo, un tesoro si se retrocede a septiembre, en una noche que no acabó con sonrisa para nadie, porque aunque cumplió tampoco el Levante tuvo su carambola, quedándose sin ascenso directo y tocado en lo anímico. En una jornada de despedidas azules, Borja Sánchez y Enrich no jugaron ni un minuto. Cosa rara. Ahora sí, ya sin partidos por jugar, el Oviedo mira al futuro tras un ejercicio de «cerverismo», sin premio final a la insistencia. 

A los pocos segundos de partido el plan azul se vio perfectamente, con Costas repartiendo estopa en la primera jugada. Fue marcar territorio y también un mensaje. Pobre de quién pensara que el Oviedo iba ir en chanclas y bañador a Valencia: defensa de cinco, revolución en el once con Masca y Yayo, doble lateral por la izquierda y todos a aguantar. Nada tenía que ver el partido con la siesta ante el Racing de la semana pasada.

El Levante optaba por todo lo contrario, con Montiel (suplente el curso pasado, qué cosas) de maestro de orquesta, presente aquí y allá. Jugador de Primera que juega en Segunda. La primera parte azul fue un manual del plan que tiene Cervera para los próximos dos años. El Oviedo esperó atrás, intentó salir a la contra y cedió el balón al Levante, que salvo un achuchón final no generó peligro real.

Masca estaba muy solo arriba y el Oviedo se centraba en buscar las cabalgadas de Bretones y Moro, sin acierto final. Mientras, el Levante amasaba balón. Montiel probó fortuna de falta directa y poco después Yayo, algo nervioso, casi mete en propia. Los granotas se iban animando. Sarachi llegó con peligro y Bouldini metió gol tras una salida de Braat. El levantinismo celebraba, pero el árbitro pitó falta en la salida. Bien para el Oviedo, mal para Braat, que se retiró lesionado, muy dolorido el francés, dándole paso a Tomeu, algo despistado.

El Levante, ya conociendo que el Granada iba por delante, metió una marcha más. Montiel volvió a poner a prueba la resistencia azul desde lejos, Bouldini remató fuera por poco e Iborra metió un pequeño susto en un caracoleo en la frontal del área. Tras un descuento eterno se llegó al descanso.

La segunda parte apuntaba a ir en la misma dirección, con los planes inalterables en cada equipo, pero lo cierto es que el Oviedo salió más atrevido. Camarasa probó al exazul Femenías por primera vez tras romper líneas y chutar desde la frontal.

 En el córner posterior el equipo azul metió miedo. La cosa se animaba: el Levante contestó con un intento de remate de Iborra, un poste, que tuvo que despejar Tomeu. Los locales seguían con lo suyo, intentando embotellar a los azules con combinaciones rápidas. Sucede que este Oviedo puede desesperar al más paciente, feliz el conjunto carbayón cuando el peligro se masca, pero no acaba de llegar.

Mientras tanto, el Oviedo intentaba hacer el campo largo por la derecha, territorio de Moro, que cada vez tenía más espacios. Así llegó una clarísima para los azules. Camarasa -qué jugador- esperó el momento justo para dársela al extremo catalán, que solo ante Femenías cruzó en exceso y perdonó. Ahí Cervera movió el banquillo: al campo Sequeira y Montoro por Yayo y Masca, los vetustianos. Y entonces llegó el primer gol del Oviedo en una jugada perfecta a la contra. Sequeira, buena aportación la suya en el Oviedo, cedió para una gran carrera de Moro, que arrancó prácticamente desde su campo y se plantó en el área. El pase de la muerte fue malo, pero Postigo la empujó sin querer para adentro. 0-1. Esa jugada, probablemente, define bien lo que quiere el Almirante. La alegría duró poco. De Frutos puso el empate minutos después con un derechazo en el área azul. 1-1. El encuentro se ponía durísimo, con el Levante viniéndose arriba. Mucho balón en largo, centros y lo que hiciese falta. Pero al Oviedo no se le veía agobiado. Además, le valían las tablas para conservar la séptima plaza. El partido se rompía, estaba realmente emocionante. Cervera agotó los cambios: Vallejo y Rama al verde. Borja Sánchez se quedó sin jugar en el que iba a ser su último encuentro. Cosa rara. Tampoco Enrich, que no seguirá, participó.

El Oviedo se libró del segundo tras una falta que estrelló Pepelu en el larguero y cazó Iborra en el rechace mandándola fuera por muy poco. Al equipo azul le valía el empate y el granota buscaba el triunfo por cumplir, alejado del ascenso directo. En los últimos minutos bajó la intensidad, pero no alguna ocasión. Iborra estuvo a punto de enganchar un balón franco que sería de muerte, pero la defensa azul respondió. Sin embargo, el resultado se vino abajo en la última jugada del encuentro. Un balón a la espalda de la defensa y una mala salida de Tomeu dejó el balón a placer a Wesley, que anotó fácil, aunque su tanto no sirvió de nada. Al final, 2-1.

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