La restauradora Natalia Díaz-Ordóñez insta a la recuperación del retablo de Bello, en la iglesia del Monasterio de Cornellana: “No debería estar en las condiciones en las que está”

“Se desmontó porque se iban a hacer trabajos en los ábsides de la iglesia, y tenía riesgo de derrumbe", cuenta la experta sobre la pieza, que nunca volvió a su sitio

Natalia Díaz-Ordóñez.

Natalia Díaz-Ordóñez. / Miki López

Ángela Rodríguez

“Aunque el gusto ha cambiado y buscamos cosas más sencillas”, concienciar a la gente del valor de los retablos barrocos era uno de los objetivos con los que la restauradora Natalia Díaz-Ordóñez Melgarejo llegó ayer a Cornellana. Y una de las cuestiones en las que incidió durante su conferencia en la abadía, en el marco de los actos programados por el Día Europeo del Camino de Santiago. 

“Los retablos barrocos son el gran invento del Arte español. Requerían de unos talleres muy complejos y profesionales con un conocimiento técnico excelso. Eran equipos muy grandes en el que cada uno tenía una especialidad”, destacó la restauradora. Diplomada en Conservación y Restauración de Bienes Culturales, en la especialidad de pintura, por la Escuela Oficial de Madrid.

Sobre los ejemplos del retablo de San Pablo de la Catedral de Oviedo y el de Alonso de Bello, originario este último de la Iglesia del Monasterio de San Salvador de Cornellana, la experta explicó algunos procesos y trabajos de restauración. “Lamentablemente, el de Cornellana, que es maravilloso, está desmontado”, recordó. 

“Existían libros de fábricas que documentaban todos los trabajos en los retablos muy grandes. Tenemos toda su historia, del de Cornellana. El retablo se desmontó porque se iban a hacer trabajos en los ábsides de la iglesia, y tenía riesgo de derrumbe. Se hizo por precaución, mientras se trabajaba en los ábsides, pero luego se acabó la financiación… Este retablo pertenece a la iglesia y no debería estar en las condiciones en las que está”, añadió la experta. 

Durante el desmontaje del retablo, en 2015, ella y su equipo hallaron “el único resto de pintura mural de uno de los ábsides de Cornellana”. “El resto de ábsides están a piedra vista, pero la silueta del retablo protegía esa pintura”, detalla la restauradora, que también halló las firmas del entallador del retablo y el abad del Monasterio. Un conjunto cultural “en una precariedad absoluta” 

“Es fantástico celebrar el milenario y poder hacer este ciclo de conferencias. Pero hace falta una inversión inmensa en este edificio, que lo vale. Estas acciones están bien para poner la vista sobre los monumentos en la lista roja de Patrimonio, pero hay que pensar a qué se van a destinar después. Cualquier cosa que no tenga rentabilidad no va a ser restaurada”, sostiene la experta. 

Sobre el oficio de restauración, del que también habló al público, dijo ser “uno de los más bonitos que se pueden elegir”. “Dedicar tu vida al cuidado de las obras de arte para generaciones futuras, es maravilloso”, aseguró. El problema, eso sí, es casi siempre “la inestabilidad laboral”. “Cuando acabas una gran obra nunca sabes cuando va a seguir la siguiente. La conservación de patrimonio es cara y costosa y es difícil conseguir promotores”, añadió.