La primera vez que José Antonio Cossent pisó las escalera de la escuela de Muñó era un joven de 23 años, que hacía quince días que había terminado la mili y que tenía su primer destino como interino en magisterio. Era el año 1976 y acababa de morir Franco. Se mudó, a la casa incrustada en el propio centro, con su mujer Teruca y allí tuvo su primera hija. Ayer regresó. Fue para hacerse una foto, con otros antiguos alumnos - casi una centena de personas- y reivindicar la “importancia histórica” de la fachada del edificio. Para que permanezca intacta, como sus recuerdos y el cariño por la gente de Muñó.

Cossent llegó a Muñó por una protesta vecinal. Los niños, que no superaban la decena, se habían quedado sin maestro y les habían cerrado el centro. Pero a los padres no les convencía que tuvieran que ir hasta Noreña casi, todos los días, y se quejaron. Le enviaron a él. Y allí se encontró a “una familia”. “Fue muy bueno para nosotros. Hacíamos vida en el pueblo, cenábamos en casa de los vecinos uno sí y otro también, me sentí en casa”, cuenta.

Una vecina va reconociendo personas en las fotos vecinales expuestas en el Campu de la Iglesia. | Marcos León

Ayer fue para él precisamente emotivo. Sin Teruca, que falleció, y ya jubilado, regresó a esa primera escuela para hacerse una foto, propuesta por la asociación de recién configuración Escuela Cesáreo Vigil. Y sus exalumnos le regalaron un libro, donde aparecía su imagen. Parece que la cosa iba de fotografías, en distintas etapas del tiempo.

El antiguo profesor, Jose Antonio Cossent, con el libro que le regalaron, rodeado de exalumnos y vecinos. Marcos León

Con la imagen actual, la que se tomó ayer, se concluye con la muestra que tuvo lugar todo el fin de semana. “Necesitamos un centro social en Muñó, y qué mejor sitio que estas escuelas, que se fundaron en 1906”, afirma Vidal González, promotor de la muestra y de la imagen. Fue uno de los alumnos de Cossent, del que guarda un “buenísimo recuerdo”, por su “mentalidad abierta” y su forma de enseñar: “Hacía aprender jugando”.

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Generaciones de vecinos de Muñó, al pie de una escalera Cedidas por la plataforma vecinal

La muestra y la fotografía en las escaleras es solo un comienzo. Todo surgió cuando intentaron construir, justo delante, una rampa para personas con discapacidad, rompiendo con la emblemática fachada. Pero la asociación seguirá funcionando, reuniendo a Muñó y mostrando la importancia de la Escuela.