Vidrio, agua y esperanza: Roni Horn muestra 30 años de trayectoria artística en el Centro Botín de Santander

La artista neoyorquina protagoniza una gran exposición que incluye dos series de sus icónicas piezas de vidrio, una de ellas inédita

Franco Torre

Franco Torre

La vida es cambio. Todo es mutable, incluso la propia identidad, nada permanece igual pasado por el tamiz del tiempo. Sobre esa mutabilidad, sobre la idea del cambio constante y dinámico, trabaja Roni Horn (Nueva York, 1955), operando sobre su propia trayectoria e integrando los fenómenos meteorológicos y los cambios de luz del entorno en sus creaciones. La artista neoyorquina, con una producción rotunda y heterogénea, protagoniza "Me paraliza la esperanza", una gran exposición retrospectiva que recorre 30 años de su producción y que se ha presentado este viernes en el Centro Botín de Santander, donde permanecerá expuesta hasta el 10 de septiembre. Se abre al público este sábado, 1 de abril.

El título de la exposición está extraído de un monólogo de la humorista Maria Bamford, que Horn cita en "Log", una de las piezas de la exposición. "La esperanza", reflexiona Horn, "es, entre otras cosas, una táctica de supervivencia. Es el subtexto ininterrumpido de la vida, que presupone el futuro. Es una manifestación de impulso innato de seguir viviendo, respirando, moviéndonos, deseando...".

La muestra está comisariado por Bárbara Rodríguez Muñoz, directora de Exposiciones y de la Colección del Centro Botín, e incluye fotografías, dibujos y esculturas ordenadas en series, así como una performance sonora. "Para Roni Horn, el agua y el tiempo meteorológico son sus mentores", explica Bárbara Rodríguez Muñoz, que aprecia en estas cualidades de la obra de la artista neoyorquina un encaje perfecto con la propia naturaleza del Centro Botín, anclado en "un entorno que propicia un diálogo directo con el mundo natural".

El diálogo con la bahía

"En esta exposición", continúa Rodríguez Muñoz, "la luz y el mar de la bahía de Santander se filtran en sus esculturas de vidrio en un cálido abrazo, invitándonos a presenciar cómo muta su tonalidad frente a nuestros ojos". La comisaria se refiere en concreto a "Untitled ('The tiniest piece of mirror is always the whole mirror')", una serie de 10 piezas de vidrio fundido solidificado con superficies en bruto que semejan estanques, que se disponen en la última sala del recorrido, con un gran ventanal con vistas al mar. Una instalación que juega con la luz natural y que va mutando en función de la hora del día y de las condiciones meteorológicas, de ahí que Bárbara Rodríguez Muñoz invite a los visitantes a retornar al recorrido expositivo más de una vez.

No es la única pieza inédita de la exposición. Por primera vez, Roni Horn muestra en una sala su serie "Log", un conjunto de 406 láminas, a modo de diario artístico, que la artista completó entre el 22 de marzo de 2019 y el 17 de mayo de 2020, un período marcado por el confinamiento por la pandemia de coronavirus. En esas 406 láminas hay dibujos, citas, collages, fotografías, reflexiones, comentarios informales, citas de noticias y sucesos meteorológicos. En algunas láminas se reproduce la cita de Maria Bamford que da título a la muestra, y que sintetiza el contradictorio sentir de Horn en ese tiempo extraño y perturbado. "La esperanza hasta el extremo de la parálisis no es esperanza. ¿Se ha convertido la esperanza en un eufemismo de la desesperanza? ¿Acaso inhibe la esperanza nuestra reacción ante las amenazas existenciales? 'Me paraliza la esperanza' es, al mismo tiempo, un silencioso e insidioso rumor y un grito incesante", reflexiona la artista, que entre el 20 y el 24 de marzo dirigió un taller en Santander, como parte del proyecto expositivo.

Además de esas dos piezas inéditas, la exposición incluye otras series de obras desarrolladas por Horn en las últimas tres décadas. El inicio del recorrido está marcado por "a. k. a.", una serie de 30 pares de fotografías de la artista extraídas de archivos personales y familiares. En otra sala anexa, se integran dos creaciones de la artista: la serie "Still Water", formada por quince fotolitografías del Támesis tomadas en 1999, y "Gold Mats, Pairad - for Ross and Felix", un homenaje de la artista a sus amigos Félix González-Torres y al amante de este, Ross Laycock. Son dos láminas de oro puro completamente recocidas, que se disponen en el suelo, una sobre la otra. El origen de la obra se sitúa en 1982, cuando preparó "Gold Field" ("Campo de oro"), en la que soldó por compresión tiras de pan de oro para obtener una única lámina. "Fue mi primera experiencia del esplendor", relataría la artista. Diez años después, González-Torres vio la obra en una muestra en Nueva York, en un momento en el que su amante se estaba muriendo de sida. Roni Horn comenzó la obra en 1994 como homenaje a sus amigos, ideando esa pareja de láminas doradas, en representación de su amor y compañerismo.

La mutabilidad de la personalidad

Otra de las obras centradas en la personalidad es "This is Me, This is You", formada por dos cuadrículas de 48 fotografías cada una de la sobrina de Horn, tomadas todas ellas entre 1997 y 2000. Cada una de las imágenes de una cuadrícula está relacionada con una imagen de la otra cuadrícula, tomada apenas unos segundos después de su par. Una estrategia similar a la que Horn desarrollará entre 2005 y 2006 en "Portrait of an Image (with Isabelle Huppert)", en este caso dos cuadrículas de 50 fotos cada una en las que la actriz francesa recrea la personalidad de personajes de ficción que ha encarnado.

Los vidrios de Horn ocupan también otro espacio en el centro del recorrido, donde se presenta "Untitled ('She las frightened of mice, snakes, frogs, sparrows, leeches, thunder, cold water, draughts, horses, goats, red-haired humans, and black cats...')", formada por dos vidrios fundidos solidificados en bruto de grandes dimensiones (su altura supera el metro y medio), fechadas entre 2013 y 2015. Bárbara Rodríguez Muñoz destacó, en referencia a estas obras, la dificultad que había supuesto su instalación, debido a su gran peso.

En el recorrido expositivo se incluyen además dos fotografías idénticas de un búho disecado, cuatro dibujos a gran escala, una acuarela y varias láminas en las que Horn juega con la caligrafía, incluyendo refranes serigrafiados en cada lámina. Por último, se ha incluido la instalación "Saying Water", una grabación de audio de 40 minutos fechada en 2001 y que reproduce una performance de Horn que se tradujo en un monólogo en el que la artista reflexiona sobre las asociaciones entre la personalidad y el agua, inspirada por su deambular por el Támesis para preparar la serie "Still Water". Una instalación que, como no podía ser de otra manera, se reproduce en otra sala con vistas al puerto, que invita a quedarse anclado allí un buen rato, para sumergirse en las meditaciones de Roni Horn ante un mar, como cantaba María del Mar Bonet, en tempestad y en calma.

Suscríbete para seguir leyendo