"Vamos Sporting marca un gol". El cántico con el que El Molinón acompañó el pitido inicial del partido ante la Unión Deportivo Las Palmas terminó convirtiéndose en premonición. De manera sufrida, casi agónica, el conjunto rojiblanco cumplió con la obligación de lograr la victoria para ponerse a tres puntos del Leganés y pasar toda la presión a los madrileños, que reciben mañana al Betis. Lo hizo con un único tanto y en medio del carrusel de sensaciones que vivió el sportinguismo para ver ganar a su equipo.

La jornada marcada para volver a ganar se inició con protestas contra hacia Javier Fernández, presidente y máximo accionista del Sporting, y el consejo de administración rojiblanco. Más de 150 personas se concentraron en el acceso al aparcamiento de El Molinón para pedir la salida del club del dueño de la entidad, que se encuentra fuera de Asturias y no asistió al partido. También hubo cánticos en contra del vicepresidente, Javier Martínez. Estas protestas tuvieron su eco dentro de El Molinón. El minuto cinco de partido era el señalado por el movimiento denominado "Antifernández" para que el público que estuviera en contra del máximo accionista se expresara agitando pañuelos blancos o la misma bufanda. El fondo norte no tardó en ser acompañado por buena parte del campo, en medio de una bronca hacia el palco en la que se pudo escuchar "directiva, dimisión".

Y fue también el fondo norte el primer en canta el gol, pero antes de tiempo y por culpa de la falta lanzada por Cop a los 18 minutos. El croata, esta vez sí, fue el elegido para botar un libre directo ubicado en el balcón del área de la portería situado en el fondo sur. El efecto óptico hizo que, desde el otro lado del campo, pareciera que se iba a la red. El marcador seguía sin moverse y afloraron los nervios. "No queremos jugadores, jugadores del montón, los queremos de Mareo, orgullosos de Gijón", cantó la grada, un tanto cansada de la falta de ambición de los de Rubi. Los silbidos al descanso resumieron el sentir general. Ni visitantes ilustres como el exrojiblanco Narciso y Valerón, embajador de la UD Las Palmas, veían claro el desenlace.

La entrada de Carmona por Castro añadió mordiente en los primeros minutos de la reanudación. El balear protagonizó dos acciones de ataque a centro de Canella que animaron el ambiente. La Unión Deportiva Las Palmas contestó entonces con otro par de oportunidades. "Échale huevos, Sporting", coreó el campo, tenso de nuevo. La ansiedad de victoria no evitó que la afición dedicara una sonora ovación a Halilovic, que sustituyó a Mateo y regresó a El Molinón tras participar en la última permanencia rojiblanca.

67 minutos hubo que esperar para ver el gol con el que Carmona puso en ventaja al Sporting y acabó de reivindicar la influencia de su entrada en el campo. Lo hizo hasta en la celebración, señalándose así mismo y al verde del municipal gijonés, reclamando su sitio. El nuevo escenario hizo que Traoré dejara de calentar, mientras que Isma López, Amorebieta y Xavi Torres pasaban a ser los que se preparaban para una posible sustitución.

Los silbidos mandaron en el tramo final, acompañando las largas posesiones del rival. No quedó muy claro si era para intimidar a Las Palmas, o para castigar la racanería de un Sporting encerrado atrás. Hubo sustos, como el disparo de Montoro desviado por Meré que estuvo cerca de meterse para adentro. La grada solicitó algún gesto de ímpetu, y Babin se llevó el mayor aplauso al intentar irse al ataque desafiando con el balón a todo el que le saliera por delante. Perdió el cuero en el centro del campo, pero la muestra de fortaleza estimuló al público y alcanzó para cerrar el partido con el popular "porque este año seguimos en Primera, y pobre del que quiera, robarnos la ilusión".