El presidente ejecutivo del Sporting rompe su silencio tras la polémica de los carteles del no al Mundial: "Si Asturias quiere, tenemos hasta el 31 de julio para ser sede"

"En un gobierno de coalición liberal llama la atención que se hable de gasto cuando lo que genera un campeonato así es inversión"

David Guerra posa para LA NUEVA ESPAÑA en El Molinón.

David Guerra posa para LA NUEVA ESPAÑA en El Molinón. / Ángel González

Ángel Cabranes

Ángel Cabranes

En días en los que el Ayuntamiento de Gijón estrena mupis con el lema "Un Mundial es caro, ser mundial no tiene precio" para acabar de subrayar su posición sobre la candidatura de El Molinón para el Mundial 2030, David Guerra Gómez (Madrid, 1983) rompe su silencio en LA NUEVA ESPAÑA. El presidente ejecutivo del Sporting analiza el escenario en la misma sala en la que, el pasado 22 de febrero, una reunión entre Consistorio, Federación Española y el propio club acabó marcando un antes y un después en la carrera para albergar la cita mundialista. Asume errores, lanza algún dardo al consistorio y subraya que el proceso está vivo. Eso sí, advierte que la entidad gijonesa deja paso ahora a las instituciones. Cree que uno de los fallos ha sido asumir un liderazgo que no correspondía.

–¿Cómo valoran los mupis colocados por el Ayuntamiento?

–No creo que debamos hacer una valoración de publicidad ni de campañas. Lo que creo es que un Mundial es una inversión, que además tiene un retorno muy grande. No deja de sorprendernos que se siga hablando en términos diferentes a eso. Se confunde el coste con la inversión. Desde un primer momento, como club, siempre nos hemos situado en el valor que tiene un Mundial para cualquier región y cómo eso genera valor y potencia una serie de proyectos.

–Empezando por potenciar la mejora de El Molinón.

–A nosotros, como club, nos otorgaría un estadio en mejores condiciones y sería una solución para algo que en el medio plazo veremos cómo se soluciona, pero fundamentalmente el valor que trae un Mundial es el retorno a las regiones. Soy el presidente de un club de fútbol, no el representante de las instituciones ni el que han elegido los ciudadanos. Ahí es donde tienen que estar ellos. En un gobierno con una coalición liberal nos llama la atención que se hable del concepto gasto cuando lo que genera un Mundial es una inversión.

–¿Qué ha pasado para que el deseo de atraer un Mundial acabe en un clima de tensión entre el Ayuntamiento y el principal club deportivo de la ciudad?

–Cuando llegamos nos encontramos con la situación de poder optar al Mundial. Y recalco, ni muchos menos vinimos a Gijón por el Mundial. Fue algo que nos encontramos a los pocos días y lo vimos como una oportunidad. El gran error que nosotros cometimos fue entusiasmarnos demasiado. Pensamos en grande, en ir hasta las últimas consecuencias para conseguirlo. Ahí es cuando presentamos un proyecto que, muy probablemente, tras escuchar a las instituciones y a la opinión pública, estaba sobredimensionado. Ese proyecto generó un impacto en la Federación (Española) de que verdaderamente era posible conseguir el Mundial. Es lo que queríamos

–¿Considera que sobredimensionarlo les restó credibilidad?

–Nosotros estábamos por la labor de escuchar, de llegar a consensos, de sumar. Hay que recordar que hubo muchos cambios en todo (cargos): desde la administración local a la regional, pasando por la propia Federación con el caso de Rubiales. Escuchamos a la opinión pública y fundamentalmente a la nueva corporación. No tuvimos problemas. Se redimensionó a la mitad ese proyecto y se mantuvo la antigüedad del estadio como puntos clave. Es proyecto ya gozó ahí de consenso. Al menos, así se expresó en todas las reuniones. A partir de ahí firmamos un protocolo que nos aunara.

–Habla de cambios, ¿afectaron a la fuerza de la candidatura?

–Eso no fue ningún agravante para que se echara para atrás. Ya hemos visto en muchas ocasiones en numerosos estadios, cuando se concursa, lo mucho que cambia hasta el acuerdo final. Lo que queda claro es que nuestra voluntad y todos nuestros recursos iban centrados a llegar a acuerdos.

–¿Y por qué no lo hubo?

–En ese entusiasmo nuestro creo que se generó una situación anómala: que se pensara que la parte privada es la que tiene que liderar esto. Quizá fue ese uno de los principales problemas. Fue uno de nuestros errores. Esto no es un proyecto de un club, la realidad es que el club no es el máximo beneficiado de esto. Claramente los representantes de las instituciones públicas son los que tienen que liderarlo. Es una oportunidad única para la región y nosotros hemos hecho todo lo que ha estado en nuestra mano.

–Habla de que el club no sería el mayor beneficiado. El primer proyecto que presentaron incluía dos torres y abrió el debate sobre una especulación inmobiliaria en torno al Mundial.

–Nosotros pusimos diferentes opciones sobre la mesa. El primer proyecto tenía alternativas para conseguir financiación, pero claramente la vocación era la reforma del estadio. Lo otro eran añadidos por si, en algún momento, existía el compromiso de las partes para intentar hacer algo parecido. En ningún caso se posicionó como algo en lo que el Grupo Orlegi consiguiera hacer negocio. Simplemente, alternativas. ¿Se confundió? Si fue así, lamento que se confundiera. No fue la intención.

Con Ana González ya se firmaron unos compromisos con la Federación muy similares a los que requiere la FIFA

– ¿Quién o qué le ha sorprendido y decepcionado más?

–La situación (tras el comunicado del Ayuntamiento el pasado 22 de febrero). Sin más.

–¿Ustedes expusieron en las reuniones que era necesario que las instituciones públicas lideraran la candidatura?

–Ha sido más que evidente. No es que lo digamos o lo confrontáramos. Es que firmamos un protocolo, en el que se sabía que la unidad para sacarlo adelante era clave.

–Pero nunca han sentido que Principado y Ayuntamiento lideraran.

–No es liderar, es que estamos todos juntos. Lo que digo es que la carga de la prueba no tiene que estar en una de las partes. Me vale el ejemplo del resto de candidaturas. Los clubes son unos convidados que están apoyando, mientras las autoridades regionales, o las coaliciones de gobierno municipal, cada una con su particularidad, son las que se han puesto en primera línea de batalla.

–¿Los requisitos FIFA ponen en peligro las arcas municipales?

–Con la primera corporación, con la de Ana González, ya se firmaron una serie de compromisos con la Federación (Española) muy parecidos, si no iguales, a los compromisos que se está requiriendo ahora mismo desde FIFA. Por situarnos. En este mes de marzo iba a haber una serie de reuniones relevantes para ver cada candidatura y el próximo julio se iba a entregar el dossier de cada una de ellas para que FIFA tuviera toda la información y en diciembre, proclamar las sedes. Entre medias, sin que lo esperáramos, a mediados de enero, recibimos el documento de los requisitos y alrededor del 15 de ese mes ya lo tuvo el Ayuntamiento. Nos dicen que los teníamos que firmar antes de determinada fecha y todo se empieza a enrevesar. Por aclarar. El tema de la financiación, por ejemplo, es un tema que todavía puede continuar en el tiempo, si se quiere. Y en el tema de los requisitos FIFA, hay dos papeles: el compromiso de la ciudad y el del estadio.

Pactamos silencio y dos horas después leímos la decisión del Ayuntamiento en un comunicado desafortunado

–Explíquese.

–El de la ciudad tiene una serie de requerimientos que todas las candidatas han firmado, menos Gijón. En cuanto al estadio, es donde se habla del seguro con una prima que no son 100 millones de dólares. Ninguno de los dos es vinculante en el momento, lo es condicional a que te otorguen la sede. Eso se expuso en la última reunión. El Ayuntamiento va a tener el control en todo momento. Aunque firme, si en el proceso de financiación no se siente conforme, la candidatura no saldrá adelante. Ellos tendrían la decisión. Esto era un prerrequisito. En ninguno de esos documentos hay algo que hable de obligaciones económicas. En ningún caso. Solo el tema del seguro. El resto de obligaciones económicas no se especifican ni cuantifican. No existe ningún informe que diga que eso cuesta 50 millones de euros.

–¿Cómo se afrontaría, por ejemplo, el lucro cesante de los bajos de El Molinón?

–Desde el inicio hemos mantenido diferentes reuniones con los propietarios para que entendieran que este proyecto iba a ser respetuoso con su situación y que además tendríamos que sentarnos para hablar de estas circunstancias. Claramente tenía que ser un acuerdo entre todos, aunque alguno pensó que éramos nosotros los que teníamos que liderar. No somos los únicos en una situación así. En el resto de candidaturas también hay negocios afectados que forman parte de la infraestructura de los estadios. FIFA, Federación y Gobierno central son conscientes de esa situación, hasta tal punto que en los compromisos de la ciudad hay garantías y hasta tal punto que FIFA en otros mundiales ha dado alguna ayuda para los estadios. No digo que fuera a suceder aquí, lo que digo es que era una variable a considerar. Pero claro, esos tiempos eran distintos.

–¿Los tiempos eran plasmar en marzo un boceto de financiación?

–Eran empezar a hablar en marzo de ello. Por supuesto que respetamos las decisiones municipales. Podemos estar, o no, de acuerdo, pero creo que nuestra labor es explicar la situación y estar a disposición para que podamos construir y llegar a consensos.

–¿Creen que el proyecto habría llegado a buen puerto de pasar este último filtro?

–Nos hemos empeñado entre todos en que la candidatura ha ido mal o ha perdido fuelle. Si uno compara, la candidatura está a la altura del resto. Claramente. Todos y cada uno de ellos tienen algún problema. Si Asturias quiere, Asturias tiene el Mundial. Si los representantes públicos toman esto y quieren, será sede del Mundial. Tenemos todos los elementos y el tiempo para poder hacerlo.

–¿Sigue viva la candidatura?

–No es que lo crea. Hemos abierto vías de colaboración con la Federación y los plazos son los que son. Repito, si Asturias quiere, se puede. La Federación ha sido clara: en julio tiene que presentar un informe. El 31 de julio es el "deadline" final.

–¿Para el plan de financiación y para las condiciones FIFA?

–Exacto. Ya en el camino se firmaron unos compromisos muy reales, fueran con la Federación o con FIFA (en alusión a la firma de la anterior corporación). Ya en sí es un compromiso. Veo esto de FIFA como un trámite como hacen otros torneos de eventos deportivos, con la dimensión de un Mundial. Repito, la pelota está en el tejado de nuestros representantes políticos.

–¿Y con la postura actual del Ayuntamiento considera que es factible?

–No es una cuestión de lo que considere el Sporting, es cuestión de lo que creamos todos y muy concretamente las autoridades públicas. Ha llegado un momento en el que el balón está del lado de nuestros representantes públicos, para que verdaderamente decidan en ese consenso.

–¿Espera verdaderamente esa reacción por parte de Principado y Consistorio?

–No tengo idea.

–El grupo municipal socialista ha planteado recuperar anteproyectos de reforma de El Molinón fechados en 2010. ¿Eso es factible?

–Nosotros, abiertos a poner sobre la mesa cualquier otra circunstancia favorable para el proyecto y encantados de poner nuestros recursos en ello. Hay quien dice que no lo hemos hecho. Desde el primer minuto hemos invertido en estudios, en asesores, en viajes… En todo lo necesario para que esto salga adelante. De hecho creo que hemos sido los únicos que lo hemos hecho. Lo que no queremos es que eso se confunda ya con un interés desmedido, o con un interés de generar un negocio oculto u otra serie de circunstancias porque no es así. Para evitarlo, y tras firmar un protocolo, lo que queremos es que las autoridades vean el valor, el impacto y el retorno de un Mundial.

–Si el Ayuntamiento condicionaba su última decisión a plantear un plan de financiación, ¿no hubiera sido más sencillo poner sobre la mesa qué cantidades estaban dispuestas a asumir cada una de las tres partes del protocolo y a partir de ahí, decidir?

–Cuando avanzamos las conversaciones en el primer año de candidatura, ya estábamos inmersos en un proceso electoral en el que nadie va a ratificar nada. Con la nueva corporación se cambia el proyecto, y se convierte en algo aún menor. Ahí entendemos cuál es el camino, tras analizar escenarios jurídicos, legales y sobre todo ejemplos de otras candidaturas y estadios. Ahí es cuando se asume el protocolo para caminar de la mano. La financiación no es cosa de un día. Requiere de un tiempo y por eso los tiempos son tan importantes. Por eso, a partir del protocolo, era importante tener esas conversaciones de financiación. De paso, atrajímos a una consultora (KPMG) para que nos ayudara a entender el marco de todo esto. Los tiempos, esos tiempos, los sabíamos todos. Ellos, los representantes públicos, los sabían.

–¿No han dado los tiempos para concretar la financiación?

–No han dado hasta ahora. Porque el tiempo era en marzo. Y estamos empezando marzo. ¿Qué se podía haber apurado antes? Pues qué se yo. Se podían haber dado mil cosas, pero por las circunstancias, por cómo se fueron dando y por los pasos que nos dio FIFA, entendimos que el proceso más lógico era este en este tiempo. Pero no con la intención de ocultar nada, y no con la intención de no estar involucrados. Entendíamos directamente que si ya demostrábamos este interés es porque verdaderamente estábamos comprometidos con lo que estábamos haciendo. Todo ha acabado en una narrativa totalmente distinta y no se ha podido llegar a esa conversación de la financiación para la que, insisto, todavía habría tiempo.

–Lo han mencionado en su último comunicado, pero por aclarar. ¿El proyecto de Orlegi en el Sporting está vinculado al Mundial?

–En absoluto. Para el aficionado del Sporting, lo que acaba de ver es nuestra manera de actuar. Vamos a ir hasta el final, con todas las consecuencias, pensando y creyendo en proyectos a lo grande, porque vemos el enorme potencial que tiene Asturias, Gijón y, por supuesto, el Sporting. Por eso el Grupo Orlegi vino aquí, y por eso este Sporting está pensando en ir hacia arriba. Y lo va a seguir pensando siempre. Creemos que este club no está en la situación que merece, pero cuando uno piensa eso, tiene que actuar coherentemente. Hemos invertido en la reforma de infraestructuras, en plantilla, en talento interno, en la renovación de la cultura del club… No estamos de paso. Estamos para generar un impacto y despertar este gigante dormido que es el Sporting de Gijón.

–¿Cómo definiría la relación actual con el Ayuntamiento?

–Correcta. Tenemos un respeto y una lealtad institucional absoluta al Ayuntamiento. Tendremos que avanzar en ello. Existen sobre la mesa muchas presiones públicas y todo el lío que se ha generado alrededor. Ya veremos cómo se llega a esto en un futuro, pero claramente es que la lealtad y el respeto continuará. Al menos, de nuestro lado.

–¿Qué le dice el aficionado por la calle?

–No es solo cuestión del aficionado. Es cuestión de muchas instituciones como, repito, la Universidad de Oviedo, que ha hecho un estudio científico y no merece que se dude de su trabajo ni de resultados analíticos. Hay una cosa común: nadie dice que no quiere el Mundial. Es lógico y legítimo tener dudas y ser escéptico, por eso hay que llegar a acuerdos.

–En lo deportivo, ¿cómo ve al Sporting de cara al tramo decisivo tras la última victoria?

–Estamos en una posición de pelear con los mejores por mérito de la plantilla, del club y de todos los que han participado en llegar a esta situación. Redoblo mi confianza en este grupo de profesionales y en este cuerpo técnico. Lo tenemos todo para estar ahí, pelear y junto a nuestra afición estar hasta el último momento por estar en play-off y ascender. Por continuar en ese camino y merecer ese resultado extraordinario. Va a ser cuestión de mérito y el equipo merece estar ahí. Siempre se quiere sumar más, pero ahora hay que mirar a lo que viene con toda confianza.

–¿Cambia el Mundial por un ascenso?

–Son dos caminos distintos. No tienen nada que ver uno con lo otro. Creemos en el potencial que esto tiene. Nunca uno puede asegurar un ascenso, pero sí sabemos que llegaremos a ello. Y también sabemos que vamos a comprometernos por luchar, con toda la fuerza, para conseguir lo mejor posible. Ese compromiso siempre estará de mi lado en cualquiera que sea el proyecto. Todos nos vamos a desvivir por ello.

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