Así viven el Ramadán (sin que perjudique a su rendimiento) los jugadores del Sporting Bamba y Hassan: "Es el mes más importante del año"

Los futbolistas del Sporting inician el ayuno con un plan especial de nutrición y descanso: "Sin la religión no seríamos quienes somos"

Bamba y Hassan, ante el centro de la Comunidad Musulmana de Gijón - Mezquita Al-Mohcinin

Bamba y Hassan, ante el centro de la Comunidad Musulmana de Gijón - Mezquita Al-Mohcinin / Marcos León

Ángel Cabranes

Ángel Cabranes

Dan las cinco de la tarde y en la mezquita de la Comunidad Musulmana Al-Mohcinin de Gijón se inicia el tercero de los cinco rezos del día. Entre los asistentes, los jugadores del Sporting Bamba y Hassan. Habituales en el Yumu’ah, rezo de los viernes, su presencia allí empieza ahora a ser más frecuente. "Puedes rezar en casa, pero desde esta semana tratamos de venir al menos dos veces al día", explican. Hay un motivo especial. El inicio del Ramadán, "el mes más importante del año para los musulmanes", recalcan, invita a compartir la oración en "la casa de Dios". También implica un ayuno iniciado tras la noche del pasado domingo. Ambos lo afrontan con compromiso y devoción. "Sin la religión no seríamos quienes somos", subrayan.

"El Ramadán no es solo comer y beber. Es el comportamiento, la fe. Es un tiempo para tener mejor corazón", explica Axel Bamba. Para el central del Sporting, francés con raíces marfileñas, es su segundo año en Gijón y el primero en el que comparte la religión musulmana con un compañero de vestuario. Haissem Hassan llegó el pasado verano para compartir con él horas de entrenamiento y cultura islámica. "Es una etapa para acercarse a la gente, a la familia. El ayuno es una forma de ponerse en el sitio de los pobres, en el de la gente que le cuesta comer y beber cada día. Es intentar ser mejores personas y compartir un buen comportamiento", amplía el hábil extremo del Sporting. De padre egipcio y madre tunecina, él también creció en Francia en torno a los valores de la religión musulmana.

"La gente piensa que es algo que nos cuesta, pero nosotros sabemos que lo hacemos por Dios, por nuestra fe, y además con mucho gusto", sentencia Hassan sobre los rigores de un ayuno que les obliga a estar sin beber ni ingerir ningún tipo de alimento "desde las 6 de la mañana hasta las 7.30 de la tarde". "Para mí, lo primero es Alá, luego, mi familia, y el fútbol viene después", continúa Bamba para expresar cómo de importante es en sus vidas la religión. No están solos. El Sporting les ha diseñado un plan específico de nutrición, hidratación y descanso para que este proceso les afecte lo menos posible, físicamente, en su rendimiento.

Diversos estudios reflejan que la fisiología del cuerpo toma el ayuno como una amenaza en lo relativo al descanso. No descansa igual. Se elevan las hormonas del estrés. Esto limita el periodo de recuperación y es uno de los factores a tener en cuenta que maneja el Sporting. En cuanto a hidratación y alimentación, Bamba y Hassan tienen pautadas cuatro ingestas. Una en torno a las 6 de la mañana, antes de que salga el sol. Es de las más importantes. Tiene que ser sustanciosa en cantidad y calidad para soportar las horas de mayor esfuerzo del día, las del entrenamiento. La siguiente será nada más se ponga el sol, bien entrada la tarde, y también es clave. Ahí el cuerpo ya está en un estado denominado catabólico: ya usó la reserva que tenía. Para esta ingesta el alimento tiene que ser rico en hidratos y proteínas. A lo largo de la noche se plantean dos comidas más. Entre medias, además de los rezos, ambos apuntan que también leen el Corán, el libro sagrado.

"Hay días más difíciles que otros. El lunes pasado, por ejemplo, fue más fácil porque los titulares ante el Levante no entrenamos tanto. Sin embargo, hoy (por ayer), fue un poco más difícil aguantar", resume Hassan sobre cómo el cansancio les pone a prueba. A Bamba le tocó vivirlo el año pasado en el gimnasio, al estar recuperándose de una lesión. "El desgaste entonces no era igual que el de ahora, cuando trabajas sobre el campo. Se hace más complicado", asegura. Hay alguna técnica para intentar engañar al cuerpo, sobre todo en días de calor, como el de su última sesión. Más sudor, más necesidad de líquidos. "Intentas mojar los labios en agua, refrescarte...", señalan como fórmulas para distraer a la mente. Ambos, recuerdan, cumplen estrictamente con el ayuno.

"La más preocupada en Mareo es la nutricionista", desliza, con una sonrisa, Hassan, agradecido por las atenciones. Cuentan que desde el club tratan de ofrecerles las máximas facilidades posibles, y también que en el vestuario reciben "muchas preguntas". "Es normal ¿eh? Todos lo hacen con mucho respeto", subraya Bamba. "En Francia hay mucho más musulmán y cuando se iniciaba el Ramadán, allí tus compañeros o lo sabían porque lo hacen, o estaban acostumbrados a verlo. Aquí es diferente", detalla Hassan. Viven con naturalidad intentar resolver las dudas de quienes les rodean y celebran la normalidad encontrada en su comunidad: "Aquí no somos futbolistas, somos un hermano más".

Lo que resulta curioso es escucharles que no han hablado con Miguel Ángel Ramírez, su entrenador, del Ramadán. "Normal. Él trabajó en Arabia, lo conoce perfectamente", explica Hassan sobre la etapa del técnico canario en las categorías inferiores de la selección de Qatar. "Cada mañana nos recibe siempre con el ‘Salam aleikun’", desvela Bamba sobre el saludo habitual entre los musulmanes y cuyo significado es "la paz sea con vosotros".

Ambos confían en celebrar el sábado una victoria ante el Alcorcón, en el primer partido que afrontarán desde que se inició el Ramadán. Un periodo que se extenderá hasta el 9 de abril. "El año pasado llegué a perder ocho kilos", confiesa Bamba, si bien fue en un contexto diferente a este, al verse inmerso en un periodo de rehabilitación. "A mí no me afecta tanto. Es posible que lo note en el peso, pero seguramente cuando se acerque más el final del Ramadán", concluye Hassan antes de despedirse y regresar juntos a sus domicilios. El "mes más importante del año" solo acaba de empezar.

«Los practicantes del Islam han crecido mucho, en los 90 era difícil encontrarlos»

Rabia Gaya es el presidente de la asociación Centro Cultural Musulmán de Asturias desde el año 2003, el otro lugar de culto para los musulmanes junto a la Comunidad Musulmana de Gijón Mezquita Al-Mohcinin, de la que son miembros Hassan y Bamba. Rabia, argelino afincado en Gijón desde 1994, fue pionera y sigue siendo una de las referencias de la comunidad islámica en la región. En estos años se ha encargado de recibir y asesorar a todo musulmán que ha caído en la ciudad. Fue el caso de futbolistas del Sporting como Hadda Kamatcho, con el que además «ejercí de interprete», y de otros como Gregory Arnolin. 

«Ahora mismo nuestra comunidad oscila entre las 480 y 520 personas. La mayoría son marroquís, senegaleses, pakistanís, saharauis y argelinos, por ese orden. Sirios y egipcios también, pero en menor cantidad. A todos ellos hay que sumar españoles, muchos, segundas generaciones de personas llegadas de otros países, o conversos», detalla. 

El fútbol es otra de las pasiones de Rabia. Además de simpatizante del Sporting, es presidente del Atlético El Llano, filial del Llano 2000, club de fútbol que lleva años convirtiendo el fútbol en elemento de integración para niños de origen extranjero y, en gran mayoría, musulmanes. «En los años que llevo en Gijón se ha producido un notable crecimiento de personas que practican el Islam. Cuando llegué, en los años 90, era difícil encontrar a alguien», señala. En cuanto al Ramadán, explica el valor que tiene para la comunidad llevarlo acabo y hacerlo, además, en una sociedad occidental «poco habituada aún» a convivir con ello. «Es el noveno mes del año lunar. Uno de los cinco pilares del Islam. Es la purificación del alma. Debemos tener una conducta ejemplar. El ayuno es un sacrificio que haces contigo mismo. No puedes comer, beber, pensar algo malo, enfadarte…», detalla Rabia.

Suscríbete para seguir leyendo