La intrahistoria de la visita del Sporting al Amorebieta: del aplauso de Guerra al cumple de Ángel

Un aficionado cuyo regalo por su 20.º cumpleaños fue ir al partido comparte la decepción de los más de 600 rojiblancos desplazados a Lezama

Ángel González, junto a su novia, durante la visita a Lezama.

Ángel González, junto a su novia, durante la visita a Lezama. / Á. C.

Ángel Cabranes

Ángel Cabranes

Un viaje a Lezama puede convertirse en un regalo de cumpleaños perfecto. Eso pensaba Ángel González. Para el día en el que cumplió 20, su novia, Lucía Cantero, le preparó todo un homenaje sportinguista, haciéndose con dos de las cotizadas localidades para el partido de ayer ante el Amorebieta y acompañándole a vivir un nuevo intento de acercarse a su ídolo: Hassan. "Si me da su camiseta ya sería perfecto, es el mejor", confesaba este gijonés minutos antes de que la pelota echara a rodar en el campo vizcaíno. Él, como los otros más de 600 sportinguistas desplazados para animar al equipo, confiaban en otro tipo de regalo, el de los tres puntos. Ese fue ya otro tema.

"Si venimos es para ganar, aquí nada de firmar empates". Cristian Suárez mostraba la ambición de la Mareona a las puertas de Lezama. Acompañado por su amigo Keko, "no muy optimista", lo cierto es que la gran mayoría del sportinguismo acudió confiado en ver a su equipo recuperar la senda de la victoria lejos de EL Molinón. "0-2, ganamos fijo", aseguraban, llegados desde Celorio, Rubén Tarno, padre e hijo. "Con 0-1 a mí me valía", matizaba Luis Pereda, el hijo del presidente de la peña Inter, "la decana", quien también acudió acompañado de su padre.

Entre el público, técnicos de la base, muchos aficionados de distintos puntos de Asturias y hasta Miguel Ángel Escudero, el sportinguista más viajero de La Bañeza. "Vengo a ver si me da la camiseta Pablo García. Con Nacho Méndez ya lo intenté, pero no hubo manera", confesaba la mierense Marián Pérez, acompañada de su padre José, y el coañés Enrique Fernández. Pedro Pedrayes y su hijo Mateo alimentaban la confianza antes de coger sitio mojándose con el resultado más repetido en la previa: "0-2. Hay que ganar como sea".

El gijonés Hugo Martínez también llegó a Lezama junto a su hijo, Enzo, y sus amigos Michi Teresa y Rafa Ceñal, extrabajador del club rojiblanco. La visita al Amorebieta también contó con nutrida presencia de peñas como Los Guajes y Sentimiento Rojiblanco, entre otras muchas. La peña Nacho Cases y Moracey, de Caravia, aprovecharon el fin de semana para disfrutar de Bilbao. El balón echó a rodar para hacer rugir al sportinguismo para hacer de Lezama su casa. Después, la pelota y las circunstancias repartieron razones y regalos. David Guerra quizá lo veía venir. El presidente ejecutivo, acompañado en la grada por José Riestra, presidente de Atlas y referencia en el ámbito deportivo del Grupo Orlegi, dio una vuelta completa al campo antes del partido para aplaudir el esfuerzo de los desplazados. No era para menos.

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