La conjura del Sporting para salir del atasco: las "tres m" y un dilema de porcentaje

Los rojiblancos preparan la visita al Mirandés con la cautela de vivir un escenario similar al del desastre en Amorebieta

Pablo Insua, en primer término, ante Miguel Ángel Ramírez y el resto de sus compañeros en Mareo. | Marcos León

Pablo Insua, en primer término, ante Miguel Ángel Ramírez y el resto de sus compañeros en Mareo. | Marcos León / Ángel Cabranes

Ángel Cabranes

Ángel Cabranes

Un Sporting más efectivo, más directo y más agresivo. El conjunto rojiblanco quiere evitar en Anduva repetir los capítulos de sus últimas salidas, especialmente la vivida ante el Amorebieta. Allí, ni disponer de una de las posesiones más abultadas de la temporada (65%) ni la habitual fortaleza en el balón parado dio para superar a un colista que dejó un serio castigo en forma de 3-1. El mensaje en el vestuario es el de volver a competir a domicilio con el sentido práctico como un imprescindible. Se espera que toque llevar la iniciativa, pero la respuesta no puede ser la misma que la ofrecida en las ocasiones anteriores.

El Sporting se prepara para un partido en Anduva con ciertos puntos en común con el vivido en Lezama ante el Amorebieta. Los rojiblancos son conscientes de que el momento que atraviesa el Mirandés, con sólo 4 puntos sumados de los últimos 24, y el verse al filo de la zona de descenso, eleva la expectativa de verles volver a ganar a domicilio. Todo eso se suma a que se acumulan ya cuatro salidas sin puntos. En medio de esa presión para no descolgarse de pelea por entrar a los puestos de promoción estará uno de esos partidos de mucha paciencia y acierto en detalles.

La semana en Mareo se inició con el mensaje de volver a recuperar al Sporting competitivo, el capaz de salir ganador en las disputas en los momentos de apretura, el de la concentración hasta el último segundo del último minuto. También el que ha sido capaz, en jornadas anteriores, de ganar duelos y encontrar el camino a portería sin necesidad de acumular pases a ninguna parte o a zonas que no sirvan como puente para acabar de superar líneas.

Uno de los problemas con los que se está encontrando el equipo, especialmente como visitante, ha estado en conseguir soluciones cuando alcanza tres cuartos de campo. Una dinámica que ha provocado ralentizar el juego y alargar posesiones sin acabar de traducirlo en ocasiones. Si ante el Amorebieta se alcanzó una posesión del 65%, la salida anterior, ante el Levante, los rojiblancos llegaron al 58% al final de los noventa minutos, firmando una nueva derrota (1-0). Algo muy similar ocurrió quince días antes, en Burgos. El conjunto gijonés fue incapaz de hacer gol, pudo caer incluso goleado, y finalizó con un 61% de posesión y un 1-0 en contra. Más de lo mismo si se toma como referencia el encuentro anterior lejos de El Molinón, el de la visita a La Romareda. Allí el Sporting inició su cuesta abajo a domicilio tras recibir un 3-0 y acumular un 58% de posesión.

Miguel Ángel Ramírez tiene por delante la tarea de recomponer una defensa que pierde a Cali Izquierdoz y Pascanu y vive pendiente de otros futbolistas. En el caso de José Ángel, el gijonés ya se sumó ayer con normalidad al entrenamiento. Tal y como estaba previsto, estará a disposición del entrenador para el encuentro en Miranda de Ebro. Con cautela se lleva la evolución de Guille Rosas, quien ya ha empezado a hacer trabajo de manera parcial. Las sensaciones del gijonés están siendo buenas, aunque desde el club se quiere evitar cualquier riesgo. Puede entrar en convocatoria, otra cosa distinta es si su recuperación permite afrontar con garantías salir de inicio. Campuzano, por su parte, sumó un día más de trabajo parcial, como Gio Zarfino. La cautela es máxima con el delantero rojiblanco, si bien es otro de los que intentarán estar en la convocatoria. El equipo vuelve a entrenarse esta mañana, a partir de las 10.30 horas.

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