El niño que estuvo secuestrado en Barcelona para pagar una deuda de su padre, condenado por narcotráfico, ha roto a llorar mientras relataba ayer el calvario de su cautiverio, durante el que le amenazaron con cortarle la lengua y le drogaron con fármacos que lo mantenían adormecido. En la sección quinta de la Audiencia de Barcelona se reanudó el juicio contra siete personas acusadas de secuestrar al niño, de once años, que permaneció durante dos días en manos de sus captores, sedado con narcóticos, hasta que la policía logró liberarlo el 27 de septiembre de 2012, tras irrumpir en un piso.

El menor, que ahora tiene 13 años, relató que los secuestradores lo metieron en el maletero de un coche, sujetándole los brazos y las piernas con bridas, y que lo llevaron a un piso de Barcelona en el que permaneció dos días sobre una cama, en una pequeña habitación, sin luz natural y con la ventana cerrada. Durante su estancia, fue obligado a ingerir pastillas y le inyectaron líquidos con una jeringuilla que le dejaban adormecido durante casi todo el día.

La madre aseguró que cuatro hombres encapuchados, con los rostros tapados con medias negras, fueron quienes, que tras encañonarla, sacaron al niño del coche que conducía la mujer y se lo llevaron en el maletero de otro automóvil.