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Chus Neira

El juego de la oca trucado

Las vicisitudes para la obtención de una licencia de obra

En un enrevesado juego de espejos "metaadministrativo", el problema de las licencias en Oviedo ha acabado por infectar también a su solución. Si ya era difícil obtener según qué licencias de obras en el Ayuntamiento, al decir de promotores, aparejadores o arquitectos, la forma en la que se podrían solucionar esos retrasos también se ha acabado por convertir en una maraña de planes de choque, necesidades de personal, voluntad política e ignorancia.

Lo digo textualmente, porque uno de los últimos episodios de la serie "licencias" lo protagonizó el Alcalde declarándose incapaz para atajar los problemas al desconocer dónde estaban los fallos. A su lado está un concejal de Urbanismo que le pone tantas ganas como para sentarse detrás de la ventanilla para mover él mismo los papeles con la esperanza de desatascar y la duda de si el tiempo empleado en tareas administrativas se lo quita a importantes decisiones políticas.

Sobre la mesa se acumulan las soluciones pero tampoco se ponen en marcha: sistemas online de citaciones que tardarán al menos seis meses en llegar, guías de actuación que no sabemos cuando estarán listas o, la última, la zanahoria de las rebajas en la tasa al ciudadano que presente bien los papeles, con la esperanza de que si está todo bien, irá más rápido. Queda la impresión de que está todo tan entrampiado con las licencias en Oviedo como en un juego de la oca trucado, sin "de oca en oca" y en el que lo difícil sería caer en una casilla que no te llevase a estar dos turnos sin jugar, a volver a empezar o a la cárcel.

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