Pola de Siero,

Vanessa CONTUMÉLIAS

José María García, «El de la tienda de deportes», como es conocido en la Pola, se jubila. Traspasa el local, por el que desde 1979 han pasado sus amigos y muchos polesos para hablar de fútbol y comprar ropa deportiva. Y lo hace, además, reivindicando la correcta escritura de su segundo apellido, que es La Villa, y no Lavilla. «Han sido años y años de escribir mal mi apellido, y no sé por qué», explica el ex jugador del Espanyol de Barcelona.

«No lo dejo por ningún motivo especial; apenas he cumplido la edad de retirarme», decía ayer el ex centrocampista, que triunfó primero en el Lieres y en el Oviedo, y luego alcanzó notoriedad como número 10 de los «periquitos». Más tarde, fue entrenador de estos dos últimos clubes. Al dejar la vida deportiva en su faceta más activa, sustituyó a sus padres en la tienda de la Pola.

«En esa época me hacían exactamente la misma pregunta que me hacen ahora: ¿A qué te vas a dedicar?». Dice que no lo sabe. No tiene planes más allá de dedicarse a su familia y a estar en casa. «No tengo planes para entrenar ningún equipo, aunque sea de niños, pero a lo mejor dentro de unos años me lo proponen y acepto». Aunque reconoce que entrenar equipos infantiles tiene que ser muy difícil, porque «los niños exigen más de ti».

Otro negocio

También sabe que será difícil que la persona que se quede con el traspaso del local siga con el mismo tipo de negocio. «Antes yo era el único que vendía ropa de deporte, ahora hay decenas de tiendas por todas partes», cuenta el ex futbolista.

Sobre todo, lo que más le duele es el actual estado del fútbol. «Es muy doloroso ver la agresividad de la afición, independientemente del club al que pertenezca». Hace dos años que no va a ver un partido. «Antes el fútbol era reflejo del prestigio de la autonomía, pero yo no veo una mejora a corto plazo ni una recuperación del antiguo prestigio del fútbol español».

Cuando era niño hacía trampa con su edad para poder jugar en Lieres. Dejó de hacerlo cuando amenazaron con denunciarlo. «Entonces la edad mínima para jugar con los cadetes era de 15 años, ahora hay gente muy joven jugando profesionalmente».