Adiós a llorar con la cebolla: esto es lo que debes pasar por el cuchillo para no volver a sufrir cortándola

Así es como puedes atajar el mayor problema de esta hortaliza

Valeria Montero

La cebolla es una hortaliza fantástica para incorporar en multitud de recetas. Se trata de un alimento esencial tanto para acompañar una ensalada como para hacer un guiso sabroso. No obstante, si te toca a ti ponerte manos a la obra con el menú de esta semana, atente a las consecuencias de tener que cortarla.

Si empiezas a pasar páginas del recetario, te será difícil encontrar varias recetas seguidas que no incorporen la cebolla. Se trata de una hortaliza rica en vitamina A, B6, C y E, además de poseer hierro, potasio y fibra, entre otros.

La mayor ventaja de esta hortaliza es que podrás consumirla tanto cruda como cocinada; y una de las mayores desventajas, sin ningún tipo de duda, es el olor de aliento que te deja al comerla. Ten en cuenta que contiene muchos aceites bastante intensos que pueden potenciar ese mal aliento.

Eso sí, antes de comerla, tendrás que prepararla. A la hora de cortar la cebolla, puedes optar por diferentes técnicas: juliana, cubitos, aros, etc. Sea cual sea la forma que elijas, cuando empieces a cortarla sentirás cómo comienzan a irritarse tus ojos hasta que, finalmente, se te escape alguna que otra lágrima.

El motivo detrás de que esta circunstancia se produzca son las sustancias químicas que la cebolla libera al cortarla, ya que a medida que la cortamos se va evaporando y llegando hasta nuestros ojos. Si se trata de una molestia con la que no puedes vivir, podrás encontrar métodos para prevenirlo y sufrir lo menos posible.

Uno de los más típicos métodos es usar gafas que te protejan los ojos cada vez que llegues a esta parte de la receta. Es una técnica bastante útil, pero demasiado complicada para el tiempo que se tarda en trocear esta hortaliza. Además, los cristales no tardarán en empañarse a medida que respires.

Un método infalible

Aquí tienes otro consejo para el que no necesitarás recurrir a elementos externos de la cocina; tan solo basta con hacer un pequeño cambio en la manera de usar el cuchillo. De hecho, podrás poner en práctica este truco en segundo plano mientras continúas con tu receta.

Lo único que tendrás que hacer es empapar una servilleta en agua y dejarla secar justo al lado de la tabla mientras seguimos cortando. Comprobarás que la sustancias químicas no llegarán a tus ojos. Puedes combinarlo con otro truco que también reducirá las posibilidades de que termines llorando: hacer el corte rápido. Esto provocará que las emisiones sean mucho más cortas y que, por lo tanto, el lagrimeo se reduzca.

Si quieres prevenir posibles problemas y resolverlo fácilmente, entonces quizás deberás tomar una de estas dos decisiones: congelar la hortaliza antes de utilizarla o cortarla directamente debajo del agua para neutralizar las sustancias volátiles que terminan flotando por el aire.

¿Por qué lloras entonces cuando las sustancias emitidas por la cebolla llegan a tus ojos? La respuesta es muy sencilla: es la reacción que se produce cuando entra en contacto con el agua de las lágrimas.