La Santina de Covadonga recibió ayer una visita muy especial: la de la actriz estadounidense Eva Longoria, que saltó a la fama mundial por su papel de Gabrielle Solís en la serie de televisión "Mujeres desesperadas". Vestida con un atuendo deportivo negro y sin maquillar, la diva estadounidense llegó a primera hora de la mañana en un autobús privado al santuario, sin llamar en exceso la atención de los feligreses. Lo hizo acompañada, entre otros, por su marido, el ejecutivo de la cadena mexicana Televisiva José Bastón y por su amiga española María Bravo, ex del actor Bruce Willis.

La primera parada fue la basílica, donde la actriz estuvo rezando. Después visitó la tienda del santuario, donde las dependientas no supieron que estaban atendiendo a tan ilustre cliente hasta que repararon en que la gorra que portaba la actriz estaba personalizada con su nombre. La oficina de información y el Gran Hotel Pelayo de Covadonga, ubicado a escasos metros de la cueva de la Santina, fue el siguiente destino de la comitiva, que pidió unos bocadillos y cafés para llevar. Ni los camareros ni la clientela la reconocieron. "La verdad es que me sonaba mucho la cara, pero no caí en quién era", contó el jardinero de Covadonga, Pepín Galán, que estuvo tomando un refrigerio a escasos metros de la artista de Texas.

Como una más, Longoria visitó la santa cueva, donde pidió ser retratada junto al altar. La actriz abandonó la gruta por la escalera de las Promesas y bajó directamente a la fuente de los Siete Caños. Allí preguntó a los periodistas que la acompañaban por la leyenda existente en torno a la fuente, antiguamente conocida como la de los matrimonios, como consecuencia de una coplilla popular que apuntaba que "la niña que de ella beba, dentro del año se casa". "Pero si tú ya estás casada", le espetó su marido, pero Longoria desoyó sus advertencias y bebió de los siete chorros. "Está muy fría" señaló en inglés antes de preguntar a LA NUEVA ESPAÑA si el agua -que llega de la montaña de Orandi- bajaba directamente de los Lagos. El grupo no escatimó en fotos ni "selfies" antes de coger de nuevo su autobús, previsiblemente rumbo a Bilbao, en la rotonda de Covadonga

La actriz estadounidense llegó al aeropuerto de Asturias el viernes en un vuelo chárter procedente de La Rioja con el objetivo de conocer de primera mano Longoria, el pueblo donde vivieron sus antepasados antes de emigrar al Nuevo Mundo en los albores del siglo XVII. La búsqueda de sus raíces ha sido casi una obsesión para la estrella de Hollywood que, según confesó, se hizo unas pruebas de ADN que corroboraron sus raíces asturianas. En Longoria, la artista visitó el viernes la iglesia y el cementerio parroquial, donde se conservan escudos que atestiguan la notoriedad que alcanzó su familia antes de emigrar a América. La artista no resistió la tentación de fotografiarse con la señal de entrada al pueblo, tocando el rótulo en el que figuraba su apellido. En el palacio de Longoria disfrutó de una espicha tradicional a base de tortilla, embutidos de la zona, quesos y bollos preñaos, todo ello regado con sidra y vino de Cangas. "He comido de todo. Para la dieta es muy peligroso estar aquí", resaltó. Longoria cenó, entre otras cosas, salpicón de marisco con manzana verde en La Taberna del Zurdo y durmió en Oviedo antes de poner rumbo a Covadonga.

La actriz estadounidense ya adelantó su intención de volver a visitar la región, esta vez en compañía de su padre.