El traje mariñán vuelve a lucirse en Quintes para las fiestas de San Antonio

Cuarenta vecinos participaron en la procesión, vestidos por Amparo Blanco y María José Vergara

Las fiestas de San Antonio, en Quintes, fueron este año más mariñanes que nunca. Un grupo de vecinos decidió por primera vez recuperar el traje tradicional de la zona para la procesión, a cargo anteriormente del grupo de baile Les Xanines. Ellas ataviadas con falda de cuadros blancos y negros, con camisa y mandil. Ellos con pantalones vaqueros y fajín rojo. "Este es el primer año, pero nos gustaría mantenerlo y que cada vez se incorporen más vecinos", comentó Tamara Pérez, integrante de la directiva de la Sociedad Cultural Clarín, organizadora de la cita.

La entidad contó con las hábiles manos de Amparo Blanco y María José Vergara, "dos de las abuelas de la asociación", para la realización de los trajes. Una labor que desempeñaron durante más de un mes. En total vistieron a cuarenta personas, en su mayoría niños que disfrutaron la experiencia hasta el último minuto. "Fue muy divertido" aseguraron las pequeñas Deva García y Alicia Poladura, encargadas de encabezar el desfile, aunque, confesaron, "antes iban otros niños delante, pero nos colamos".

La comitiva salió de la sede de la Sociedad Clarín a las once menos cuarto. Una pareja de gaita y tambor marcando el ritmo, seguidos de los más pequeños y el ramo, que cargaron por primera vez María Cadavieco, Tamara Pérez, Paula Centeno y Alicia Arenas. La procesión finalizaba con el resto de participantes, que dejaban a su vez una imagen muy peculiar: la de los carritos en los que, ajenos a todo, se encontraban los participantes más jóvenes. Porque la de ayer fue, sobre todo, una procesión que se vivió en familia.

Familias, muchas de ellas, que llegaron a Quintes no hace muchos años buscando la tranquilidad de la zona rural, sin abandonar la cercanía de una ciudad como Gijón. "Nos sentimos muy integrados" aseguraron. Un sentimiento que ayer quedó más que demostrado.

La iniciativa de recuperar el traje típico fue gratamente recibida por los vecinos. "Están muy guapos", sentenciaba una vecina a su llegada a la iglesia. Tras la misa, cantada por el coro de Quintes, hubo una degustación de productos típicos y sidra.