Mucho ambiente y menos figos en la feria de Rozaes: así fue la cita dominical en la localidad de Villaviciosa

La propuesta de las visitas a los molinos y a la recreación de un aula de principios del siglo XX causaron sensación entre los visitantes

Una feria de figos, pero sin figos. O al menos no tantos como se esperaría en esta época del año. Las altas temperaturas que se registraron este verano en la región, y que todavía se extienden estos días, han adelantado las cosechas, dejando en los campos asturianos una estampa poco usual que se acaba reflejando en citas gastronómicas como la de Rozaes. «No hay figos, ni uno», comentaba Eva Solares, de la asociación vecinal, poco antes de las tres de la tarde.

Ni cuatro horas llevaban los puestos abiertos, pero la escasez de figos hizo que tan solo los más madrugadores consiguiesen hacerse con un puñado de ellos. El resto de visitantes tuvieron que conformarse con productos derivados como las mermeladas, que causaron una gran sensación. En el puesto de Susana Alonso se agotaron todas las existencias. «Este año decidimos innovar. Las hicimos de figos con jengibre y canela, y de figos con jengibre y vainilla», comentó Yeyo Pedrayes.

Precisamente esa fue la razón de que decidiesen acudir a la feria. «Estuvimos dudando porque no teníamos figos. Este plato que nos queda –de exposición– son figos cuello de dama, una variedad del sur. En Asturias hay muy pocos porque son muy tardíos, por eso hoy somos los únicos que tenemos en la feria», explicó.

El problema «son los cambios de temperatura. Este verano a mediados de agosto teníamos figos enormes, pero se adelantaron mucho y encima las lluvias de hace un par de semanas hicieron que se cayeran. Lo normal en esta época sería que hubiese suficientes». Una situación que también se da en otros alimentos como las ciruelas o los manzanos, cuyos árboles han comenzado a dar flor. «Están locos con el tiempo. Ahora esas flores se caerán y el año que viene habrá muy poca producción», vaticina.

En la asociación vecinal de Rozaes, los figos también fueron escasos, aunque consiguieron reunir suficientes para hacer la mermelada que este año utilizaron para acompañar los tortos que habitualmente venden en la feria. Había tres opciones, solo con picadillo; con picadillo con queso de los caserinos; y con picadillo, queso y mermelada de figos. Propuestas que encantaron a los visitantes, que formaron largas colas para hacerse con ellos. Además, también hubo varios puestos de artesanía y de otros productos agroalimentarios.

A pesar de la escasez de figos y de las altas temperaturas, la feria contó con un gran ambiente. Animado a su vez por las actividades paralelas promovidas por la asociación como las visitas a los molinos o la inauguración del museo pedagógico con un aula de principios del siglo XX, que encantaron a los visitantes. «Hay muchísima gente que está pasando por el aula, que sin ser de Rozaes se están ofreciendo a donarnos cosas. La gente está encantadísima, les está gustando mucho», afirmó Ana Fernández, hermana de Marce Fernández, promotor de la idea.

Uno de los muchos visitantes que pasó por Rozaes fue el alcalde, Alejandro Vega, quien resaltó el gran esfuerzo que tanto la asociación como los vecinos hacen para sacar la feria adelante, así como otras actividades durante el año. «Merecen reconocimiento y agradecimiento por ello. Pero este año, además, la iniciativa de recuperar la memoria de la escuela es extraordinaria y ejemplar; por lo que desde el gobierno local queremos hacer expreso reconocimiento a la asociación y al maestro Marce Fernández, que lo han impulsado con gran entusiasmo», resaltó.