Opinión
Cena con amigos
Oigo en la tele una entrevista a Eduardo Mendoza. Entre otras cosas habla de su nuevo libro y de la vida y sus secuelas. Me interesa Mendoza porque creo que tiene libros muy buenos y una cara que me recuerda a Einstein, como si siempre estuviera de broma. A la pregunta de qué consejo le darías a cualquier joven que empieza su andadura vital, la respuesta fue sencilla y rápida: que sea educado.
Lo que casi todos suponíamos, para ser un humano decente no hace falta hablar cinco idiomas, tener un doble grado, cinco millones en el banco y un fondo de armario de Armani o Gaultier. La vida consiste en darle las gracias al carnicero aunque te hayas gastado 40 euros en tres filetes de solomillo, en darle los buenos días a la vecina de arriba aunque te haya tirado las migas encima de la ropa limpia y en preguntarle al portero si ya está mejor de la gripe aunque sea un cotilla impenitente . Qué bueno es ser amable con el prójimo, sonreír al del banco, no colarte en el autobús, decir disculpas, etcétera.
A los tres días fuimos un grupo de amigos a cenar a un restaurante japonés. El chico que nos atendió a las diez personas que sumábamos más de quinientos años debería haber visto el programa y atendido bien al mensaje de Mendoza.
El contexto es el siguiente: cada comensal puede pedir los platos que quiera por una cantidad determinada, pero si se pasa y deja platos intactos tiene que pagar una penalización. Todo esto es muy sabio porque a veces el ser humano tiende a la glotonería y tirar la comida es algo deleznable. Un comensal le preguntó alegremente si al haber dejado un par de gambas tendríamos algún problema y ahí soltó la frasecita de marras acompañada de otra lindeza similar. Concluyendo. “Comed lo que os de la gana, a mí me da lo mismo, a tomar pol c…” y al marchar lo coronó con un "me cago en la p...”. Todo esto desde la frescura de sus 20 añitos.
Estupor y escalofríos. ¡Ay jovenzuelo! Si quieres conservar tu trabajo y hacer de este mundo un lugar más bonito no deberías usar ese vocabulario, sobre todo si no estás con tus coleguis compartiendo unas birras, bro, en plan no me rayes y trátame bien.
¿Cómo quedo la cosa?
Que cada uno le de el final que más le guste.
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