Oviedo, L. Á. VEGA

Si el asturiano llega a ser cooficial algún día, también se ofrecerá a los senadores la posibilidad de un traductor de bable, sostiene Carmen Sanjurjo, que ocupa un escaño en la Cámara alta por el PSOE. La parlamentaria asturiana ha saludado favorablemente la iniciativa de establecer una traducción simultánea no sólo para que los senadores castellanohablantes entiendan a los catalanes, vascos y gallegos que realizan sus intervenciones en su lengua materna, sino para que a éstos se les traduzcan los discursos en español. Los senadores socialistas asturianos parecen aceptar, como el resto de sus compañeros (en el PSOE sólo se han escuchado las voces discrepantes de Bono y Alfonso Guerra), que el catalán, el vasco y el gallego deben tener cabida en el Senado, de cuya reforma como Cámara territorial se lleva hablando desde hace décadas. Sin embargo, los senadores del PP -y los asturianos no son una excepción- discrepan y lo consideran un gasto superfluo. Para Carmen Sanjurjo, no hay que llevarse las manos a la cabeza. «Pertenezco a la Comisión del Senado de las Comunidades y ya se venía usando la traducción simultánea desde los tiempos del Gobierno de José María Aznar», asegura.

Al PSOE le extraña la postura del PP, que no ha recibido este baile de pinganillos con mucho entusiasmo. Ovidio Sánchez, uno de los dos senadores asturianos del PP, considera la medida «absolutamente innecesaria». Y es que «el contribuyente no comprende esta iniciativa. Hay una lengua en la que nos entendemos todos». Todo esto «sólo se entiende desde la reivindicación permanente del nacionalismo».

Y es, según Ovidio Sánchez, el contribuyente no entiende un gasto como éste en tiempos de ajuste como el presente. «¿Qué mensaje estamos lanzando al exterior?», se preguntó. Se habla de que el coste será de 12.000 euros por sesión, lo que hace unos 350.000 euros al año, pero el senador popular está convencido de que, «al final, acabarán siendo millones, porque esto se sabe cómo empieza, pero no cómo acaba».

Carmen Sanjurjo rebate a Sánchez al asegurar que el gasto no sólo no se incrementará, sino que bajará un cinco por ciento. La senadora se confesó «una entusiasta de las lenguas cooficiales». Asegura que sólo utiliza la traducción simultánea con el vasco. «Me encanta escuchar a los senadores catalanes y gallegos, a los que puedo comprender sin problemas», indica. «A mí no me ha creado ningún problema», añade.

Sanjurjo sostiene además, como han indicado estos días algunos socialistas, que todo esto es «un ensayo de lo que será el Senado cuando se decida hacer de él una Cámara de representación territorial». El uso de la traducción simultánea se circunscribe a los debates de mociones, en ningún caso para discutir sobre leyes o para interpelaciones al Gobierno.

El candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno regional y senador por Asturias, Javier Fernández, prefirió no pronunciarse sobre una práctica a la que el Senado no ha sido ajena en los últimos años. «Usé el pinganillo mil veces y no pasó nada: Ahora el uso se amplía, pero no a todos los debates», asegura el senador.

El senador socialista José Manuel Cuervo tampoco se rasga las vestiduras por el hecho de tener que usar un pinganillo para entender las intervenciones en vascuence de los senadores nacionalistas del PNV. «El euskera es el que no somos capaces de comprender, pero el buen catalán y el buen gallego se entienden sin traducción», indica. El cangués no duda de que se asumirá el uso de las lenguas cooficiales en el Senado.

Desde el PSOE todo son parabienes hacia las lenguas maternas que emplean los senadores nacionalistas. Así, el gallego ministro de Justicia, Francisco Caamaño, se lamentó de no saber euskera y catalán, y aseguró que contestará en gallego si alguna vez es interpelado en esa lengua.

Y mientras el castellano pierde la exclusividad en el Senado español, anteayer perdió otra batalla en el marco de la Unión Europea. El PSOE y el PP se quedaron solos en el Parlamento europeo en su oposición a que la patente comunitaria funcionase sólo en inglés, francés y alemán. El registro excluirá el castellano, que pasa así a ser una lengua segundona.

El eurodiputado ovetense Antonio Masip se mostró de acuerdo, «por primera vez y sin que sirva de precedente», con su colega del PP Antonio López-Istúriz, frente a alemanes, británicos o suecos, que recriminaron a los españoles que se opusieran a algo que su Gobierno no había logrado pactar. Y es que los eurodiputados de esos países han justificado, para rechazar el uso del español, que el número de patentes redactadas en español es insignificante. Políticos del PP, como Jaime Mayor Oreja, portavoz de ese partido en la Eurocámara, se han lamentado de que, «mientras en el Senado español se está en el debate de la traducción simultánea, en la UE se está en el proceso de la discriminación del español».

«El contribuyente no lo comprende; hay una lengua en la que nos entendemos todos»

<Ovidio Sánchez >

Senador por el PP

«Soy una entusiasta de las lenguas cooficiales; el pinganillo sólo lo uso con el vasco»

<Carmen Sanjurjo >

Senadora por el PSOE

«Usé el pinganillo mil veces en el Senado y no pasó nada; ahora se amplía, pero no a todo»

<Javier Fernández >

Senador por el PSOE

«El buen catalán y el buen gallego se entienden sin traducción»

<José Manuel Cuervo >

Senador por el PSOE