S. FERNÁNDEZ

Las matriculaciones de automóviles de turismo descendieron este julio pasado a 65.322 unidades, un 17,2 por ciento menos que las que se registraron en el mismo período de 2011. La caída de negocio ha dejado el dato de julio como el peor de la historia, pero aún puede empeorar. La perspectiva de la subida del IVA a partir del 1 de septiembre hace prever un descenso aún mayor en las ventas del último cuatrimestre. La patronal de los productores de turismos reconoce que son pocos los consumidores que han decidido adelantar la compra y evitar así la subida de los impuestos. Este año terminará con 90.000 matriculaciones menos que 1993, el peor año hasta el momento.

¿Y esto cómo repercute en la industria avilesina? Según un portavoz de la compañía Arcelor, de manera tangencial, sobremanera «gracias a la exportación». Arcelor transforma el mineral de hierro en acero y este acero, tras ser galvanizado, se distribuye por las más importantes fábricas de coches de España. «Los datos de matriculación en España son terribles, sin embargo, mucho del acero galvanizado que producimos en Avilés termina en el extranjero», comentó el mismo portavoz. «Por ello, las instalaciones asturianas no se han visto resentidas especialmente por la caída del mercado nacional de turismos», continuó el mismo portavoz. La patronal asturiana de las empresas del metal sostiene que el porvenir se encuentra en el extranjero. El mercado interior está en decadencia, el exterior, aseguran, no es que sea óptimo, pero tiene visos de resistir con mayor empeño.

Arcelor paró hace algunas semanas la línea primera de Galvanizado. Todo lo fía a Galvanizado II que, según el mismo portavoz, ha comenzado a asumir «tímidamente», parte del trabajo de Galvanizado I. «Esto no significa que las cosas vayan bien. Lo que significa es que no van del todo mal», recalcó el mismo representante de la multinacional. No hay coches en España, pero siguen circulando por el resto del planeta.

La organización del trabajo siderúrgico en la comarca de Avilés siempre, históricamente, ha sido particular: de las fábricas de la comarca salen productos primarios, no productos elaborados y esto significa que las grandes empresas dependen del devenir de sus clientes: las empresas que se dedican a los productos secundarios. Los peores sectores, los que más han sufrido las más graves consecuencias de la crisis, han sido la construcción y el automóvil. La empresa avilesina que depende en mayor medida del porvenir de estos dos sectores es Saint-Gobain, que en su planta de Avilés fabrica vidrio para edificios y también parabrisas. «Y si no hay casas y tampoco hay coches, pues ya me contará...», se lamentó un veterano sindicalista de la multinacional francesa.

Pierre-André de Chalendar, el presidente ejecutivo del grupo Saint-Gobain, presentó los resultados económicos del primer trimestre en todo el grupo y reconoció un descenso de un 5,6 por ciento en su negocio de vidrio con respecto al mismo período del año pasado. Achacó la caída de las ventas a la crisis continuada del mercado del automóvil y a la decandencia del mercado de la energía solar. El primer ejecutivo de la compañía señaló también como causa de la caída del negocio son los «altos costes energéticos y de las materias primas».

Las delegaciones de Saint-Gobain en España y Portugal dependen de una manera muy señalada de la producción de vidrio y el vidrio es el producto con el futuro menos transparente de todos los que desarrolla la multinacional francesa. Chalendar considera que el progreso de la compañía está en lo que en la compañía denominan «hábitat» (todo lo relacionado con la construcción: desde ladrillos a grifos). El crecimiento de Saint-Gobain está, sobremanera, en los países emergentes (Brasil, China e India).

Hace más de medio siglo Ensidesa se instaló a orillas de la ría de Avilés para transformar mineral y producir acero. La gran siderurgia nunca dio el segundo paso: transformar el acero en productos secundarios. Y no lo hizo porque la planificación de la economía nacional en los años de la dictadura trataba de compensar el progreso de la comarca con el desarrollo de otras zonas del país. Las bobinas de Ensidesa serían después carrocerías de los Seat 600. Este déficit de origen ha dejado a la comarca en una situación notable de debilidad. Y esta debilidad se deja notar ahora, cuando las cosas se han estancado, cuando el mercado es pedregoso y no corre una brizna de aire.