A Íñigo Abarca, el nuevo administrador de la empresa Asturiana de Zinc (Azsa), le preocupan tres asuntos: dónde verter los residuos de sus operaciones metalúrgicas de la planta de cinc de San Juan de Nieva, la tarifa eléctrica y encontrar la solución a la crisis del mercurio. La compañía busca un nuevo vertedero. Y no termina de encontrarlo. La factura energética parece un asunto solucionado. La crisis de los metales pesados, sin embargo, sigue pendiente. El Inspector de Trabajo Alberto Paramio, encargado de la investigación del accidente, tiene que presentar su informe, en el que empezó a trabajar hace casi siete meses. Se da la circunstancia de que es el Consejo de Gobierno el órgano encargado de ejecutar la propuesta del funcionario del ministerio de Empleo.

De todo esto hablaron ayer los nuevos responsables de la empresa, que pidieron entrevistarse con el presidente del Principado, Javier Fernández, y con el director general de Indistria, Luis Ángel Colunga. Brian Keith Azzopardi, presidente de la sociedad desde el pasado 24 de mayo, no participó en el encuentro, que se alargó durante algo más de una hora y que se produjo en la misma semana en que la junta de accionistas de la empresa acordó sumarse a la nueva estrategia comercial diseñada por la supermultinacional Glencore Xstrata International.

En lo que se refiere al destino de los residuos, el jarofix, a Azsa no acaban de salirle bien sus planes de ocupar el antiguo vertedero de Carbaínos, en la parroquia gijonesa de Cenero, está descartado por la negativa del Ayuntamiento gijonés. Sin embargo la directiva omitió estas dicultades ante sus socios, en la junta de accionistas que se celebró el lunes de esta semana. El informe, ahora refrendado por el visto bueno de los asistentes, reza del siguiente modo: «Se ha obtenido por parte de la Administración Autonómica la Autorización Ambiental preceptiva para el depósito de jarofix en las instalaciones de Carbaínos, Cenero. En el ámbito municipal se ha solicitado la Licencia de Actividad para empezar con los trabajos de vertido. Ambas autorizaciones serán efectivas en cuanto estén actualizadas las licencias que ha solicitado la propiedad del terreno».

Sin embargo lo que la directiva no contó es que los técnicos municipales del Ayuntamiento de Gijón frenaron las pretensiones de Azsa de instalar un vertedero en el mismo lugar donde se sitúa el depósito de inertes de La Enmesnada (Carbaínos, Cenero), gestionado por Ecoterra. La empresa solicitó al Ayuntamiento una modificación de la licencia de su depósito de tierras y piedras para posibilitar los vertidos de jarofix, después de que Azsa tuviera el visto bueno del Principado. Sin embargo, los técnicos municipales resolvieron que «ese uso no es permitido ni autorizable».

Además del veto de los técnicos municipal están también los intereses vecinales, que presentaron hasta dos contenciosos contra el vertedero de inertes y contra la autorización de destinarlo a depósito de jarofix. Precisamente el TSJA acaba de reclamar al Ayuntamiento de Gijón el expediente administrativo para comprobar el veto gijonés a instancias de la asociación «Los 16 de la Abadía de Cenero», que defienden que el Principado tiene que dar carpetazo definitivo al proyecto por ser incompatible con la normativa urbanística del concejo, como así atestiguan los informes municipales.