A Anita González Tresguerres los premios no le llegan de casualidad. Esta maestra quesera comenzó en el negocio hace 20 años, y tras los titubeos y las dificultades de los primeros tiempos, ahora su producto es reconocido en certámenes de toda España. Anita González es el alma del Queso de Varé, ella lo amasa en la quesería familiar ubicada en el concejo de Siero, en Samartindianes, pero otras tres personas comparten con ella el trabajo y el impulso: su marido, un albañil ya jubilado, su hijo y su sobrino. El queso Varé de cabra ha sido elegido ayer el mejor queso asturiano, según la asociación Plágano, que entregó la distinción en el marco de la XXXII Feria del Queso y el Vino que se celebra este fin de semana en el pabellón de exposiciones de La Magdalena.

La historia de Anita González es la de una emprendedora a la que su marido le convenció de la posibilidad de montar una quesería. "En la vida había hecho un queso", confiesa. Primero hizo un cursillo, después visitó queserías murcianas y trajo 25 cabras de la región para ver si se adaptaban al campo asturiano. Aquellas 25 cabras son hoy más de 400 cabezas de ganado. "Cada cabra da litro y medio de leche, y necesitas ocho litros de leche -cinco cabras- para hacer un queso", explica González.

Ella tiene muy claro que, más allá del toque que ella ponga en las mezclas, el secreto del éxito de Varé está en la alimentación de los animales, totalmente natural. La quesería rehuye de los piensos y también de la hierba embutida en silos, y así los quesos no necesitan ni conservantes ni envasados al vacío. "Les damos la hierba como antiguamente y cereales", explica. Ese control absoluto de la materia prima le permite incluso presentar queso de leche cruda.

Pese a que su producción es totalmente ecológica, el Varé de cabra no tiene el certificado que lo acredite como tal porque las exigencias lo hacen muy complicado. "Piden cosas que son absurdas. Tendríamos que llevar 12 cabras en un furgón en lugar de las 30 que caben. Y necesitaríamos el pueblo entero de pastos", apunta. Anita González añade: "Entiendo perfectamente que te exijan en temas de Sanidad, y que te hagan inspecciones sin avisar. Pero hay otras cosas que tienen que cambiar. No voy a pagar una empresa para que me limpie el tanque cuando yo soy la primera interesada en tenerlo limpio".

¿Se puede vivir fabricando quesos de forma artesanal? "Sí pero hay que trabajar mucho", advierte González. Y confiesa: "Al principio pudimos comenzar porque mi marido era albañil, tuvimos que hacer mucha obra. Si lo quieres hacer bien, cuesta". Y eso que hace dos décadas pudo aprovechar subvenciones de casi el 50 por ciento. "Y ahora estamos vendiendo bien", asegura. Un premio nacional de Castilla León y dos en Fuerteventura son algunos de los galardones que confirman ese buen hacer.

Varios de los participantes en la Feria del Queso y del Vino aprovecharon ayer para ofrecer talleres y catas, así como una exhibición de cocina en vivo, y el público respondió de nuevo con su presencia a la cita más consagrada del calendario ferial.