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Llumeres, marcada por la desgracia

La investigadora Lucía Fandos repasa la historia de la mina desde la Guerra Civil hasta su clausura, en 1967: "Cerró tras varios accidentes"

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Homenaje al mar y la mina en Llumeres.

Manuel López Casal, "El Negri", sufrió un accidente mortal en la mina de Llumeres en junio de 1966. Al mes siguiente, Manuel Cuervo González, "Gonzale", tuvo la misma suerte tras la caída de un costero. Son los dos últimos fallecidos de la explotación clausurada hace medio siglo. "Desde el fin de la Guerra Civil hasta 1967, hubo 22 muertos entre las minas de Llumeres y Simancas, que dependía de la primera, y doce en la mar, en todo Gozón", explica la investigadora Lucía Fandos, que ayer impartió una charla sobre la historia de la explotación centrada en ese período histórico, que por un lado registró el mayor número de trabajadores y, por otro, fue el de su decadencia a mediados de los sesenta. "Solo en 1939, entraron 61 mujeres a trabajar de cargadoras y paleadoras, faltaba mano de obra", destaca la investigadora.

El cierre de la explotación de Llumeres, en 1967, estuvo condicionado por la compra de hierro "más barato y de más calidad" en países subdesarrollados y por la necesidad de ejecutar obras de mejora en las instalaciones, entre otros argumentos. "El accidente mortal de 'El Negri' fue la gota que colmó el vaso", señala Fandos, que comenzó a investigar sobre Llumeres en 1989 para hacer un trabajo sobre el papel de la mujer en la mina. Años antes de que se hablara del cierre, la explotación llegó a contar con 558 trabajadores entre Llumeres y Simancas (Verdicio). Los castellanos y gallegos que, por aquel entonces bajaron al pozo, eran llamados "coreanos". Otros compaginaban su labor en la mina con la mar. Es más, al finalizar su jornada en la explotación algunos bañugueros faenaban la costa para pescar, principalmente, marisco y disponer así de un dinero extra.

Los accidentes marcaron las duras condiciones de trabajo en la explotación de hierro que más mineral extrajo de Asturias en su historia, ya que llegó a suponer el 40 por ciento del total. Hubo muertos, 22 en la etapa de estudio de Fandos. Y también hubo heridos de consideración. "Julio Casal y Paco de Miguele quedaron ciegos después de estar barrenando", señala la investigadora.

Era tan común la sucesión de accidentes que cuando había uno grave, Duro Felguera hacía sonar la sirena -el turullu, que llaman en la cuenca minera-. "Iba todo el pueblo a la mina para ver que había pasado, tenían miedo de que el accidentado o accidentada fuera un familiar", señala Fandos, que destaca cómo los heridos de menor gravedad eran atendidos en el hospitalillo de Llumeres. Pero otros tenían ser tratados o bien en Gijón en el Adaro, en Sama de Langreo.

El cierre de la explotación de Llumeres, en marzo de 1967, trajo consigo el despido de 178 empleados que, tras denunciar a la empresa, consiguieron obtener 10.000 pesetas de la época a repartir. "Para cada uno, le quedó como el salario de 18 meses", detalla Fandos.

La historia de los últimos años de la mina de Llumeres incluye también el traslado de materiales a El Regueral (Candás) para luego ser dirigido a El Musel y La Felguera, aquellas jornadas leoninas de trabajo incansable y la labor de las mulas, que ayudaban a carretar las vagonetas. "Cargaban seis como máximo, pero comentan que la de 'El Negri' que era muy mimada, 'Maravilla', llegó a mover hasta diez", concluyó.

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