El nutricionista Ramón de Cangas disparó ayer contra algunos de los tópicos dietéticos más extendidos en la actualidad. En la Casa de Cultura, en el marco del Club de LA NUEVA ESPAÑA de Avilés, el experto zanjó cualquier duda sobre qué dieta es mejor. "La que se adapte a cada persona", expresó. A lo que añadió que deben estar compuestas, sobre todo, por productos naturales: "La mejor barrita energética es un plátano. Más mercado y menos supermercado".

En su ponencia, De Cangas basó su argumentación en demostrar que no existe una dieta milagro ni una más efectiva que otra. "Cada dieta es un recurso distinto. Se debe adaptar a cada persona. Da igual comer cinco comidas al día. Desayunar o no. Lo importante es qué alimentos metemos y si esa persona puede asumirlos o no", apuntó.

El nutricionista prestó especial atención a los, a su juicio, denostados lácteos. "En los últimos años se ha extendido la creencia de que son perjudiciales. Es falso. Un yogur entero reduce el riesgo cardiovascular y el porcentaje de grasa, y contribuye a mantener masa muscular". Si bien, matizó, "no son milagrosos. La explicación está en su alto contenido en calcio".

Lo que él considera supercherías con los lácteos entroncaba directamente con otra creencia actual: la efectividad de los productos bajos en grasas o "light". "Los productos sin grasas son menos sabrosos, por lo que la industria compensa ese déficit con azúcar, lo cual, para adelgazar, es contraproducente. Sin duda, un yogur entero natural y sin azúcar es más saludable que uno desnatado o light", valoró.

El control del peso fue una de las partes estrella de la conferencia. "Es innecesario subirse a la báscula todos los días. No tiene sentido, porque el peso se mide a largo plazo. Mucha gente abandona una dieta porque ve que de un día para otro puso un kilo, que pudo ser porque bebió un litro de agua o no fue al baño", apuntó. En su libro, "Come y ponte en forma", presentado durante la disertación de ayer, De Cangas también estudia la conocida como dieta paleolítica, basada en comer alimentos sin procesar. "Parte del falso supuesto de que nuestros genes son iguales que en la Prehistoria. Falso, cambiaron al aprender a cocinar", finalizó.